Image by Ivo Simons from Pixabay
«Las verdades de los hombres tienen que ser como piedras y los cargos que ejercen, como cántaros: pase lo que pase debe romperse el cántaro.»
«The truths of men must be like stones and the offices they hold like pitchers: no matter what happens, the pitcher must be broken.»
— Ángel Ganivet
E S P A Ñ O L
ℤÚℝ𝕌
Veía mis manos y temblaba, pero no por el temblor del auto en movimiento, sino por los nervios de ver aquel bebé en ese estado. Parecía un feto mal formado con las venas brotadas y los ojos sellados por la piel. Karina lo sostenía preocupada mientras nos adentrábamos a la selva por un camino incierto. Una bandada de nativos se cruzó en nuestro camino, sosteniendo el cuerpo de algo que parecía muerto.
Dos días antes de este infortunio, me había reunido con mis amigos; Karina y Manuel, en una expedición en la selva amazónica. La pareja de antropólogos me había comentado de una extraña forma de vida que se gestaba bajo las raíces de los árboles más recónditos. Mis amigos habían pasado mucho tiempo en los alrededores de aquel lugar, conocían la lengua de algunas tribus; incluso las que estaban prohibidas.
Vivían cerca de una aldea con creencias en otras oportunidades, es decir, el milagro de la reencarnación. Pero entiéndase que para estos nativos, la reencarnación tiene otra concepción, pues en su visión, es la continuación de una vida que no se ha terminado por error. La reencarnación en nuestra cosmogonía occidental, tiene sus orígenes orientales, que hemos combinado con la visión cristiana mayormente inherente en nuestro modo de vida.
Los nativos eran amables, permitían la interacción con nosotros sin alguna interrupción aparente. Karina me presentó a quien pudiera ayudarme en mi investigación, mientras que ellos se enfocaban en su visión de la reencarnación y el porqué era tan importante en sus vidas. Conocí a un hombre Piripkura, muy callado y de actitud muy seria. Solo hablaba cuando se le preguntaba algo, y actuaba solo para realizar favores a otros.
Karina le comentó al hombre sobre lo que buscaba; y este hizo un ademán, confirmando que me ayudaría, sin embargo, debido al lugar donde nos adentraríamos, debíamos ser muy cautelosos. Me advirtió que usara ropa que cubriera más mi piel, con guantes y si de ser posible una máscara. Él me regaló una con rostro de serpiente y unas plumas de pollo en los bordes; según él, todo aquello me protegería.
Partimos ese mismo día dos horas antes de que cayera la noche, el camino era corto pero espantoso. Nos adentramos a la selva por una de sus venas, llegamos a otra aldea donde nos recargamos de agua y luego avanzamos hasta llegar a un gran río. El hombre parecía tranquilo, y yo por el contrario, me moría del miedo por las múltiples alimañas y predadores que podrían emboscarnos.
Llegamos a un sendero de raíces gruesas. Él me hizo señas de que ya estábamos muy cerca. Nos enfrentamos finalmente a un gran árbol de tronco verdoso y flores a sus pies, me dijo que allí yacía el origen de toda la vida del ambiente, y que de ser interrumpida todo perecería. Le expliqué que mi intención es solo de estudio, pues era muy interesante para mí conocer toda la biología de este ecosistema.
Tomé varias muestras y nos devolvimos rápidamente a la aldea, antes de que la noche nos cayera por completo. Mis estudios confirmaron de qué se trataba de una composición molecular diferente, pues los elementos no eran los habituales que se podían encontrar en esta parte del mundo. Esta biología extraña se distribuía, alimentaba al bioma a su alrededor y luego se expandía, creando los nutrientes necesarios para una naturaleza móvil.
Quise compartir mis descubrimientos con mis amigos; me sentía sumamente emocionado, pero ellos se encontraban en otros asuntos, al parecer había problemas en aquella aldea. Al día siguiente, por la mañana, dos niños vinieron a mi carpa para decirme que Manuel me esperaba en el centro de la aldea. Fui con celeridad hasta su encuentro, y le pregunté por Karina, él me contestó que se encontraba dentro de la choza frente a nosotros, pues una mujer dio a luz a algo extraordinario.
Cuando el curandero de la aldea salió de la choza, mostró ante todos lo que tenía entre sus brazos. Era un bebé recién nacido pero con aspecto preocupante, pues todo su pequeño y delgado cuerpo estaba cubierto con venas brotadas. Manuel me explicó que para los habitantes había ocurrido un acto de reencarnación, pues un hombre había muerto para continuar su vida en el cuerpo de ese bebé.
No pude dejar de notar como el ambiente cambiaba; el viento, las plantas, incluso los colores de las cosas, como si la naturaleza se preparara para recibir una renovación drástica. Pensé a que esto se debía al material biológico que se encontraba dentro de la selva, por lo que intenté comentarles a mis amigos sobre este hecho pero no lo conseguía.
Al otro día, salimos disparados en la camioneta. Karina sostenía a aquel bebé en brazos, el cual tenía un aspecto aún peor. Manuel conducía de una manera desesperada, me sentía extraño pues poco entendía lo que pasaba, hasta que todo se aclaró frente a mis ojos. En el camino, fuimos detenidos por un grupo de nativos que deambulaba con un cadáver encima; era el cuerpo de un hombre joven, asesinado por una lanza enemiga.
Todos nos observaron y gritaron: «¡Zúru!», una y otra vez, hasta que nos señalaron y quedaron todos en completo silencio. Karina me explicó que dicha palabra —Zúru— significa: «Reencarnado», y todos aseveraban de que se trataba de ese bebé, pues sufría una transformación ya que volvería a la forma que tenía en vida. Todos nos bajamos del auto y Karina entregó al bebé a los nativos, y luego se perdieron en baile y en cantos hacia el otro lado de la selva.
Días después supimos que el hombre asesinado había vuelto, y del bebé que entregamos no había quedado ningún rastro.
FIN
E N G L I S H
ℤÚℝ𝕌
I looked at my hands and trembled, but not from the shaking of the moving car, but from the nerves of seeing that baby in that state. It looked like a malformed fetus with sprouting veins and eyes sealed by skin. Karina held him worriedly as we headed into the jungle along an uncertain path. A flock of natives crossed our path, holding the body of something that looked dead.
Two days before this misfortune, I had joined my friends; Karina and Manuel, on an expedition in the Amazon jungle. The couple of anthropologists had told me about a strange life form that was growing under the roots of the most remote trees. My friends had spent a lot of time in the surroundings of that place, they knew the language of some tribes; even those that were forbidden.
They lived near a village with beliefs in other opportunities, that is, the miracle of reincarnation. But it should be understood that for these natives, reincarnation has another conception, because in their vision, it is the continuation of a life that has not ended by mistake. Reincarnation in our western cosmogony, has its oriental origins, which we have combined with a Christian vision mostly inherent in our way of life.
The natives were friendly, allowing interaction with us without any apparent interruption. Karina introduced me to anyone who could help me in my research, while they focused on their view of reincarnation and why it was so important in their lives. I met a Piripkura man, very quiet and very serious in his attitude. He only spoke when asked a question, and acted only to perform favors for others.
Karina told the man about what she was looking for; and he made a gesture, confirming that he would help me, however, due to the place we would be entering, we had to be very cautious. He warned me to wear clothes that covered more of my skin, with gloves and if possible a mask. He gave me one with a snake face and chicken feathers around the edges; according to him, all that would protect me.
We left that same day two hours before nightfall, the road was short but frightening. We entered the jungle through one of its veins, we arrived at another village where we recharged with water and then we advanced until we reached a large river. The man seemed calm, and I, on the contrary, was scared to death of the many vermin and predators that could ambush us.
We reached a path of thick roots. He signaled me that we were already very close. We finally faced a large tree with a greenish trunk and flowers at its feet, he told me that there lay the origin of all life in the environment, and that if it were interrupted everything would perish. I explained to him that my intention was only to study, since it was very interesting for me to know all the biology of this ecosystem.
I took several samples and we quickly returned to the village, before night fell on us completely. My studies confirmed that we were dealing with a different molecular composition, as the elements were not the usual ones that could be found in this part of the world. This strange biology distributed itself, fed the biome around it and then expanded, creating the nutrients necessary for a mobile nature.
I wanted to share my discoveries with my friends; I was extremely excited, but they were on other business, apparently there was trouble in that village. The next morning, two children came to my tent to tell me that Manuel was waiting for me in the center of the village. I went quickly to meet him and asked him about Karina, he answered that she was inside the hut in front of us, because a woman gave birth to something extraordinary.
When the village healer came out of the hut, he showed before everyone what he was holding in his arms. It was a newborn baby but with a worrying appearance, for its whole small, thin body was covered with sprouting veins. Manuel explained to me that for the villagers an act of reincarnation had occurred, for a man had died to continue his life in the body of that baby.
I could not help noticing how the environment changed; the wind, the plants, even the colors of things, as if nature was preparing to receive a drastic renewal. I thought that this was due to the biological material found inside the jungle, so I tried to tell my friends about this fact but I couldn't do it.
The next day, we left in the van. Karina was holding that baby in her arms, who looked even worse. Manuel was driving in a desperate way, I felt strange because I didn't understand what was going on, until everything became clear in front of my eyes. On the way, we were stopped by a group of natives wandering around with a corpse on top of them; it was the body of a young man, killed by an enemy spear.
They all watched us and shouted, "Zúru!" over and over again, until they pointed at us and were all completely silent. Karina explained to me that this word —Zúru— means: "Reincarnated", and everyone said that it was that baby, since it was undergoing a transformation and would return to the form it had in life. We all got out of the car and Karina handed the baby to the natives, and then they were lost in dance and song to the other side of the jungle.
Days later we learned that the murdered man had returned, and of the baby we delivered there was no trace left.
THE END
Escrito por @universoperdido. 25 de Junio del 2021
Written by @universoperdido. June 25, 2021.
Relatos anteriores | Previous stories
BERENICE (Tributo a Edgar Allan Poe) / BERENICE (Tribute to Edgar Allan Poe) | |