Eclipse

    «Otro día de mierda», lamentó Jorge. Se dirigía al trabajo. Salió temprano, como cada mañana, cuando el alba apenas se asomaba a la distancia.

    En el camino solo vio a otros dos peatones, «pobres bastardos... como yo» dedujo. Se detuvo frente a un quiosco, compró un diario y leyó la noticia del eclipse que habría ese día. «Mira hacia el cielo» rezaba el titular en letras negras. Él miró, el cielo lucía igual que siempre.

    Lucía igual que siempre... hasta que algo surgió de entre las nubes. Fueron diez segundos, pero estaba seguro de lo que presenció: aquello dio un par de vueltas, se mantuvo estático y desapareció tan rápido como apareció.

    —¡¿Lo viste?! —preguntó, absorto, a un joven que pasaba por ahí y sujetó de la chaqueta.

    —¡Suéltame! —respondió este de forma tajante y apartó sus manos de golpe, dirigiéndole una mirada de desconfianza.

    —Sí... otro día mierda —susurró.