Prefacio (Cuentos de Mizú)


Tal vez habré tenido seis años cuando visité por primera vez una biblioteca. No podría recordar con precisión ningún detalle, pero seguramente debí ingresar a esta solo por curiosidad. ¿Qué hace un niño para distraerse sin compañía en una escuela donde ni siquiera estudia? Esa era mi realidad entonces cuando acompañaba a mi madre, una profesional de la educación, a su trabajo. Eso sin contar que durante sus años de universidad también la acompañé a sus clases en más de una ocasión. Y en cualquiera de los dos lugares podía contar con una biblioteca a mi alcance.

Podrían pensar por mayoría que un niño de esa edad se dedicaría a jugar algún deporte o un juego infantil, y para esta época se podría esperar que buscara una conexión wifi estable para jugar videojuegos en algún smartphone. Pero en aquel entonces todavía era común ver por ahí teléfonos móviles con pantallas que no podían mostrar color. Y por supuesto, yo ni siquiera contaba con uno. Mis opciones, en realidad, eran bastante limitadas.

No había mucho más que hacer que vagar en búsqueda de algo que me resultara medianamente interesante o quedarme esperando en el mismo lugar por horas hasta que un escandaloso timbre me diera luz verde para al fin retirarme. Para mí lo primero parecía ser lo más sensato.

Así habré llegado a una puerta, me habré atrevido a cruzar por ella y habré encontrado a esa coqueta bibliotecaria que al verme tomó un breve respiro de sus diversas ocupaciones para darme la bienvenida a la mágica colección de libros que resguardaba. Recorrer aquellos pasillos para entonces me resultaba como caminar en un bosque a ciegas. Eso a pesar de que estos tenían etiquetas muy bien definidas, pues en realidad no les entendía mucho.

Solía observar las ilustraciones de cada portada tratando de tener alguna idea de su contenido. Eventualmente descubriría que más que contener galerías de dibujos y tareas algunos de aquellos libros contenían historias listas para llevarme de esa pequeña y silenciosa sala a un maravilloso mundo de fantasía. Mi deficiente habilidad para leerlos no impidió que rápidamente hiciera de ello un hobby. Imaginar los mundos y personajes que me presentaban aquellas obras era simplemente fascinante.

Entre todos ellos, los libros de cuentos sin duda eran mis favoritos. Cuando una historia es breve y fácilmente digerible resulta mucho más fácil consumirla. Podía leer sin problemas varios cuentos antes de que se me ocurriera hacer alguna otra cosa. Aunque no faltaban ocasionales lecturas de textos más largos, las historias cortas demandaban mucho menos de mi tiempo y eso las ponía en ventaja.

Sobra decir que aquello me creó un hábito que no hizo sino afianzarse con los años. Mientras que en mi infancia los libros que leía tenían una esencia muy brillante y colorida, en mi adolescencia tomé un camino totalmente diferente. Me hice fanático de la literatura de horror y de la fantasía oscura. Eran estas historias crudas, llenas de tragedia y espanto, las que más disfrutaba para entonces. Allí empezó mi amor por la mitología lovecraftiana y las clásicas obras de autores como Edgar Allan Poe, Horacio Quiroga o Algernon Blackwood.

Esas y otras influencias fuera de la literatura me llevaron a plantearme varias veces hacer mis propias historias de horror. Años más tarde, la plataforma de Hive (en su forma previa) me permitió soñar con hacerlo como nunca pensé que fuese posible. Tenía que avanzar mucho primero, puliendo mi técnica y buscando nuevas fuentes de inspiración, y eso fue exactamente lo que hice. Durante tres años me dediqué a construirme con el propósito de convertir mis ideas en historias y narrarlas satisfactoriamente. Me alegra decir el día de hoy que al menos he avanzado lo suficiente.

Los cuentos de Mizú son el resultado puro de toda esta experiencia. Esta antología hace una amalgama justa entre la sencillez de los cuentos infantiles que me introdujeron al mundo literario y esos relatos y novelas sobre seres de grotescos y destinos infames que suelo leer hoy en día. Lo que aquí presento a nuestra comunidad es un trabajo donde hago honor a los autores que me motivaron a dedicarme a esta gran labor.

Mizú es un viejo gato asilvestrado que se ha ganado muy buena fama entres sus pares de San Martín de Los Altos. Se ha dedicado por años a estudiar las ciencias oscuras y a investigar sobre leyendas urbanas con algo o mucho de verdad. Con un tono elegante, el cabello desordenado y sus penetrantes ojos con una vistosa heterocromía, Mizú suele contar sus descubrimientos a sus amigos del pueblo cuando no está viajando en búsqueda de nuevas historias.

Las espeluznantes historias de Mizú están hechas para recordar a grandes leyendas folclóricas y clásicas representaciones del horror en el arte y la literatura. Son cuentos cortos, perfectos para el formato en el que se presentan. Están pensados para presentarse al lector promedio sin exigirle que dedique mucho tiempo a consumirlos.

Pero no son simples bocadillos aislados. Todas las historias presentadas aquí, en formato de antología, pueden estar directamente relacionados entre sí. Mientras que cada nueva entrada es una historia completa por sí misma, varios de estos cuentos en conjunto pueden contar complejísimas historias que hagan que valga la pena prestar atención y estar al día con ellos.

Todo este proyecto tiene mucho de mí, y es una obra que nace totalmente de mi ingenio creativo. Pero no hubiera podido lograr el efecto que quería sin alguien que colaborase para ilustrarla para completar la ejecución de mi concepto. Y gracias a las ilustraciones de Julian Met'yu, mi hermosísima y talentosa pareja, pude consolidar por completo mi visión.

Fue también un sueño suyo una importante fuente de inspiración para el primer cuento de esta serie. Sorprendentemente todos los elementos necesarios se conjugaron en un instante para impulsarme y permitirme lanzar este proyecto. Antes de darme cuenta, ya había creado no una sino varias historias en mi mente y no tardé mucho tiempo en empezar a plasmarlas con el poder del teclado.

Hoy en día estos cuentos apenas han empezado a ser escritos, pero espero que el día en el que sean culminados las obras sean de su agrado y toda la experiencia les haya resultado al menos tan satisfactoria como lo es para mí justo ahora.


Descubre los cuentos

►El ritual

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"Los Cuentos de Mizú" Es una antología de cuentos de horror escrita por Eddie Alba e ilustrada por Julian Met'yu. Esta nos lleva a conocer las historias del distinguido y desaliñado Mizú, un gato experto en ciencias oscuras y gran conocedor de leyendas que investiga las interacciones de los seres humanos con lo sobrenatural.

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