EL BURRO Y LA LECHUZA

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EL BURRO Y LA LECHUZA

Cierta mañana de abril
una lechuza decía
a un burrito que él tenía
defectos más de dos mil.

Yo te compadezco, amigo,
porque tengo la certeza
de que la madre naturaleza
está ensañada contigo.

Ni un solo encanto, siquiera,
tú tienes para lucir.
No entiendo cómo vivir
tú puedes de esa manera.

En cambio, mira mi aspecto:
tengo tan alta presencia
que simbolizo la inteligencia,
el saber y el intelecto.

La lechuza se entretenía
ponderando sus virtudes
en todas sus latitudes
y en toda su geografía.

Y tan engreída estaba
en su tonta perorata
que no vio que entre una mata
un cazador se ocultaba.

Entusiasmado el fulano
con aquella cacería
afinó la puntería
con pulso de veterano.

El cazador que, por cierto,
era bastante cegato
veía un venado y un pato
y... ambos cayeron muertos.

Aprenda el hombre del cuento
que esta fábula señala:
el destino nos iguala
cuando nos llega el momento.

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Imagen y texto de Tomás Jurado Zabala
Gracias por sus amables lecturas

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