En estos días de mi vida, he notado que me he vuelto más crítica, pero no con las demás personas, sino conmigo misma. Deseo ser cada día una mejor versión de mí misma. Ser más cariñosa, más paciente, más comprensiva y menos impetuosa.

Mis hijos constantemente y mis amadas hermanas me han hecho ver que tengo que seguir esforzándome y ponerle bastante corazón si deseo cambiar para ser una mejor persona. Es bonito escuchar la opinión que otros tienen de mí, considero que ellos me aman y me lo dicen por mi bien. El amor se hace evidente cuando estamos juntos y pasamos hermosos momentos juntos.

Daré lo mejor de mí, quiero mejorar cada día que pasa porque los amo infinitamente y así les demostraré que todos y cada uno de nosotros tiene ese fuerza interior que nos da nuestro maravilloso Dios y con su ayuda no hay nada que nos propongamos que no podamos lograr, si contamos con su bendición y su amistad.

Cada día que amanece agradezco a Dios por la nueva oportunidad que me da, pues considero que cada día que vivimos es importante y debemos hacerlo fascinante, todos y cada uno de nosotros somos seres únicos, llenos de sentimientos de cosas bonitas que dar y así sentirnos felices de ayudar a los demás.

Nada me causa más felicidad que el estar dispuesta ayudar a otros, eso sí, sin nada a cambio esperar. Eso llena mi corazón de inmensa felicidad. Esa felicidad de escuchar esa voz interior que te dice "sigue esforzándote, lo estás haciendo muy bien".

Para mí no hay nada mas bonito que brindarle consuelo y darle cariño a los demás. Tener ese deseo de ayudar, ver el agradecimiento y la sonrisa en las caras de esas personas. Eso hace que sienta que todo ha valido la pena a pesar de todas las angustias y las dificultades que tengamos que aguantar. Por eso un abrazo fraternal nunca está de más.

Todo se hace mucho más llevadero si te rodeas de gente buena, que procura el bienestar del otro. Sientes alegría con ellos y te contagias de su felicidad, te sientes lleno de paz armonía y deseos de seguir viviendo a pesar de los pesares como siempre decía mi madre, que aunque ya no está conmigo, todos los días la recuerdo con mucho cariño.

Espero que mis reflexiones ayuden a otros Hivers y que también se planteen la meta de ser mejores personas cada día. Porque el hoy, lo estamos viviendo, pero el mañana puede ser incierto. Así que vivamos este día a plenitud esperando que mañana también estaremos y sigamos sonriendo y siendo felices.

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