Con el tiempo las cosas se van colocando en su lugar o más cerca de donde deberían estar: los sentimientos más cerca del cuerpo y del momento presente, las ideas y pensamientos más cercanos a mi propia realidad, más espacio a las emociones sin tanta pretensión no juicio, y mi realidad cobrando más sentido desde el sinsentido.

Y el Potencial Humano más alejado de una idea de perfeccionamiento humano, y más cerca del reconocimiento de mis habilidades, recursos y capacidades que favorecen en mi camino.

El animal atiende a su naturaleza, el hombre crea una realidad de la que en ocasiones se ve incapaz de escapar. El conflicto se evidencia cuando hay incongruencia entre lo que decimos, sentimos, pensamos o hacemos y creemos firmemente a esta realidad desarrollada desde la infancia.

El potencial humano no va de ser mejor persona, si no de devolvernos lo que nos pertenece, que posiblemente abandonamos por el amor a otros en la infancia, aquello que forma parte de nuestra esencia.