"El roble"



"El roble"



Producto de la unión de una joven piel de ébano, oriunda de zonas costeras, y de un inmigrante caucásico, nació un niño. Trigueña era su piel y su rostro se iluminaba con unos inmensos ojos verdes. Era hermoso y muy vivaz.

Su infancia transcurrió rodeado de playas que lejos en el horizonte parecían unirse con el cielo. Este niño se hizo pescador, de esa manera ayudaba en la manutención de su familia. Se podría decir que cambió sus juguetes por redes de pescar. Con tan solo 12 años se hizo responsable de su familia. Esto trajo como consecuencia que madurara a tan corta edad y lo hiciera sentirse como un hombre.

En vista de que los ingresos resultaban insuficientes, se vieron obligados a mudarse a la capital. Una vez allí desempeñó varios tipos de trabajo: vendedor, chofer, camarero, secretario. De esta manera pudo darle a sus hermanos una vida digna hasta que cada uno se hizo adulto y emprendió su propio camino.

Este niño ya convertido en un hombre se casó y tuvo varios hijos. Todo iba muy bien hasta que comenzó a manifestar actitudes desagradables y dañinas. La infidelidad conyugal llegó a formar parte de su día a día. Demostraba ser altivo y orgulloso, parecía que nada de lo que sucedía a su alrededor le afectaba. Tanto así que sus amigos lo apodaron "el roble" una especie de árbol conocido por ser robusto, fuerte y majestuoso.

Quienes más sufrían por todo esto eran su esposa y sus hijos. Era tanto así que con palabras muy bien escogidas y con una asombrosa delicadeza aparente, los humillaba constantemente.

Pero un día "el roble" se enfermó. Sentía como que si un hacha bien afilada atravesara la dura corteza que por años fue su escudo protector. Ya casi se sentía derribado. Perdía fuerzas. Perdía energías. Quien lo vio en ese momento notó que lejos de parecer " un roble" se asemejaba más bien a una frágil caña a punto de quebrarse... y así sucedió.

Reflexión: el orgullo desmedido y la altivez pueden elevarnos temporalmente por encima de los demás, pero al caer el golpe es mucho más fuerte. Incluso puede llegar a ser devastador. Por eso sería bueno recordar la siguiente expresión que resulta muy aplicativa para esta historia. Hay que reconocer que " hasta los robles caen"


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