En el año 1919 la gripe mató a más de 40 millones de personas alrededor del mundo. En ese año, un médico visitó a algunas familias de granjeros en una comunidad que sufrió de contagios y de algunas muertes por esta pandemia, a ver si podía ayudarlos a combatirla.
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Para su sorpresa, descubrió a un agricultor cuya familia estaba sana y nadie en la casa contrajo la gripe. El médico les preguntó si estaban haciendo algo diferente a las demás familias, y la esposa le respondió que ella colocó en cada habitación de la casa una cebolla sin pelar en un plato.
El doctor pidió una de esas cebollas, la cual llevó a su laboratorio y allí bajo el lente del microscopio, encontró el virus de la gripe impregnado en la cebolla.
Un investigador en Oregon indicó que padeció neumonía y que por su conocimiento previo sobre las cebollas, cortó ambos extremos de una cebolla y la puso en un frasco vacío el cual colocó sobre su mesa de noche al lado de la cama. Por la mañana se sentía mucho mejor mientras la cebolla se puso toda negra.
Las cebollas ABSORBEN BACTERIAS y esa es la razón por la cual son excelentes para la prevención de resfriados y gripe.
Por esta razón, NO DEBEMOS comer una cebolla que luego de haber sido cortada por mucho tiempo. Las cebollas son enormes imanes para las bacterias, especialmente si éstas se encuentran crudas. Nunca guarde una porción de cebolla en rodajas por mucho tiempo para luego usarla en la preparación de los alimentos.
Esta podría ser una forma eficiente, natural y económica de prevenir la gripe y resfriados, más en estos tiempos que tenemos la presencia del Coronavirus y distintas partes del mundo.
