Imposible de abandonar

José estaba harto del gato, que fue llevado a casa por su esposa. Aparte de aruñarlo y morderle los pies a cada rato, le rompe cualquier cosa que sea de él, es una guerra a muerte, ninguno de los dos se soportan. La gota que derramó el vaso fue el día de ayer cuando el gato le rompió sus flamantes zapatillas nuevas. Esto desató la ira de José y se decidió hacer cumplir el plan que hacía mucho habia diseñado: sacar el gato de la casa.

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Esperó al día siguiente que su esposa fuera a la oficina para llevar a cabo el plan, que consistía en meter al gato en una bolsa y dejarlo abandonado lo más lejos posible de casa. Cuando su esposa se fue, cogió la bolsa, metió al gato dentro de ella, la metió en el auto y salió manejando unos 10 kilómetros hasta un bosque. Allí abrió la bolsa y liberó al gato rápidamente.

Cuando vuelve feliz a casa, consigue al bendito gato sentado frente a la puerta. Rascándose la cabeza pensando cómo había vuelto, pensó que lo había dejado muy cerca de casa y decide tomarlo de nuevo, meterlo en la bolsa e irse más lejos aún, esta vez lo iba a dejar 25 kilómetros lejos de casa, a las afueras de la ciudad. Sube al auto y lo deja en un descampado, a 25 kilómetros de distancia. Sube a su auto y mientras se aleja, mira por el retrovisor a ver si el gato sale corriendo detrás de él, pero no, se queda sentado donde lo dejó.

Llegando a casa se da cuenta que ya era tarde y su esposa recién llegaba a casa. Al abrir la puerta, sorpresa, consigue al gato sentado en el sofá de la sala. No lo puede creer y se puso a sudar de los nervios. Disimulando para que su esposa no se diera cuenta, decide esta vez irse más lejos aún y aprovechando que su esposa se iba a bañar, toma al desgraciado gato de nuevo, lo mete en la bolsa y sale raudo y veloz a montarse en el auto.

Esta vez decide dar varias vueltas para engañar al gato. Entra a varias urbanizaciones, toma caminos intrincados entre las montañas, entra a varios pueblos y les da varias vueltas a sus calles. En total condujo 4 horas y recorrió 80 kilómetros. Cuando se consigue un pequeño bosque, decide dejar al gato y salir, de nuevo, huyendo raudo y veloz.

Al cabo de tres horas su esposa recibe una llamada suya:

  • Amor el gato está en la casa?
  • Si, acá está acostado en el sofá.
  • Ponemelo al teléfono al HDP que estoy perdido!

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