Naturaleza y paz espiritual.

Un saludo cordial a todos los miembros de la prestigiosa comunidad HIVE.

Los últimos dos años han sido agobiantes para los venezolanos, y de seguro, para muchos habitantes del planeta Tierra, sobre todo por los embates de la pandemia de la COVID-19, y en nuestro caso particular, por la terrible hiperinflación que nos está sometiendo a una vida de apremios.

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Cada día que amanece, y nos encuentra vivos y deseosos de luchar para salir adelante, es prueba inequívoca de la fortaleza humana, que, dentro de su raciocinio, va buscando salidas a los problemas que nos agobian.

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Venezolanos asistiendo a un centro de vacunación en el hospital del IVSS, en la ciudad de Barquisimeto.

En mi constante andar por las zonas rurales de Venezuela, he podido observar el comportamiento de mis amigos campesinos frente a las tribulaciones y he comparado ese comportamiento, con el accionar de los hombres de la ciudad, y, sorprendentemente, he notado, que nosotros los citadinos, nos derrumbamos con mayor facilidad ante los eventos que nos perturban, acentuándose más este comportamiento, a medida que aumenta el nivel intelectual de las personas.

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Conocer a ciencia cierta lo que nos está pasando en un momento dado, nos lleva a una encrucijada:
Si nuestra capacidad de raciocinio es superada por la situación problemática que estamos viviendo, debemos acudir a terapistas especializados, a fin de superar la crisis y comenzar a movernos en pro de nuestro bienestar, así no hayamos resuelto el problema en cuestión, que muchas veces no tienen solución.

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Puede ocurrir que nuestra capacidad intelectual sea superada por la crisis, y no busquemos ayuda, entonces, ocurre el derrumbe, y nuestras fortalezas se ven minadas por la realidad, ocasionando severos traumas, distorsiones de nuestra vida, y hasta la pérdida de nuestro estado de salud.

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Estados de estrés, perdida de micronutrientes, baja de las defensas inmunitarias, aparecimiento de enfermedades crónicas, y muchas otras dolencias, son el producto que obtiene el cuerpo humano cuando se ve superado por una realidad traumática, y es aquí, donde un entorno lleno de elementos tranquilizadores, un clima apacible, y un ambiente sanador, nos llevan a recuperar nuestra conexión con la realidad, apoyados en la meditación, conectados con ese mundo mágico, representado por los espacios naturales.

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Para meditar no hace falta ser un intelectual o académico, solo basta un ambiente propicio, una mente abierta al cambio y un sentido de aceptación de la realidad que estamos viviendo, y si el caso lo amerita, apoyarnos en alguna farmacoterapia.

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Es un hecho muy común entre mis amigos de las zonas rurales, que, en su mayoría son personas de escasa formación académica pero de una profunda convicción y apego a la superación personal, enfrentar la realidad tal cual se va presentando, y sus mejores aliados son la determinación de esa realidad, la comprensión de la posibilidad cierta de superarla, la aceptación de lo insuperable (a través de la fe), y el empeño en salir adelante, sin rendirse jamás.

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Para ser inteligentes no hace falta estudiar, y es esa inteligencia la que nos va a permitir que enfrentemos las vicisitudes de la vida, y salgamos vencedores ante cualquier crisis.

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Aliados con la naturaleza, o en un entorno preñado de elementos naturales, todo se nos va a facilitar.

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Nunca debemos despreciar el apoyo profesional para superar cualquier crisis, y de seguro, sí contamos con el respaldo adicional del ambiente natural, vamos a lograr la paz espiritual.

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Ali Riera

Todas las fotografías son propiedad del autor.

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