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El estudio comparado de los rasgos evolutivos de los seres vivos nos brinda luces acerca del progreso en la adaptación a las diversas condiciones ambientales, que afrontan las especies en el mundo natural.
En el caso de los animales del Filo Chordata (cordados), que ocupan la cúspide de la cadena evolutiva, encontramos muchos ejemplos que nos demuestran el potencial adaptativo de las especies, y cómo reaccionan ante condiciones adversas, para evitar el riesgo de desaparecer.
En el caso de las aves, individuos tetrápodos (dos alas anteriores y dos patas posteriores), con sus huesos livianos, formando un esqueleto flexible y muy versátil, adaptados al vuelo, podemos analizar muchos elementos evolutivos relacionados con la protección del embrión, para garantizar su desarrollo y permanencia en los ecosistemas.
Dado que las aves realizan cópula interna, para que se forme el embrión es necesario que el espermatozoide fecunde al óvulo, restituyendo la carga cromosómica de la especie, y si este proceso no ocurre, la hembra puede calcificar los huevos no fecundados y realizar la postura de huevos infértiles.
Las aves pueden regular su temperatura corporal (41°Celsius), por lo que el desarrollo embrionario inicia desde el momento mismo de la fecundación, estando aún el huevo dentro del cuerpo de la gallina.
24 horas después, ocurre la postura, y el huevo debe ser incubado, de manera natural o artificial, para que el embrión no pare su desarrollo, evitando que muera.
En los ecosistemas, las aves se convierten en incubadoras naturales, calentando los huevos, mediante la trasferencia de energía calórica por contacto directo entre el huevo y el cuerpo del ave, proceso que es denominado conducción de calor, mediante el cual se transfiere energía desde el cuerpo más caliente, hacia el cuerpo de menor temperatura, sin que ocurra transferencia de materia.
Este factor de incubación no es posible en los taxones de peces, y reptiles, porque no son especies que regulen su temperatura corporal, sino que dependen de la temperatura del entorno, para establecer su propia temperatura basal.
El huevo de un ave es producido por las hembras de la especie, y contiene el embrión, que está protegido por la cáscara, que, además, contiene el albumen o clara y la yema o vitelo.
La cáscara tiene innumerables poros, que facilitan el recambio gaseoso, mientras que las proteínas, grasas y carbohidratos de la clara y del vitelo, son la fuente de alimento para el embrión, durante los 21 días que dura la incubación de una gallina o pollo.
En sus casas, a la hora de cocinar un huevo, pueden comprobar los elementos morfológicos de este.
A medida que aumenta el número de días del proceso de incubación de los huevos de las diferentes especies, mayor será el contenido alimenticio de los mismos.
Las aves en general, mueven los huevos con su pico, para distribuir de manera uniforme la temperatura que se transfiere por conducción calórica al embrión.
Otro detalle evolutivo importante de las aves, es la presencia dentro del huevo de un saco membranoso, delgado y transparente, denominado amnios, cuyas células producen el líquido amniótico, que crea un medio acuoso en el interior del huevo, donde flota el embrión, que actúa como regulador térmico, y protege el embrión de la desecación y de los choques o traumatismos de naturaleza mecánica, permitiéndole movilidad y evitando deformaciones morfológicas.
La mayoría de las aves domésticas pertenecen al grupo Galliformes y la gallina es la especie tipo, además de una de las más difundidas en todo el mundo, ubicándose a nivel taxonómico, en el Dominio Eucariota, Reino Animalia, Filo Chordata, Subfilo Vertebrados, Superclase Tetrápodos, Clase Aves, Familia Phasianidae, Género Gallus, Especie Gallus gallus, Sub especie Gallus gallus domesticus.
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La especie silvestre Gallus gallus, y otras aves de la familia Phasianidae, juegan un importante papel ecológico a nivel de los espacios naturales, ya que los nidos son visitados con intención de depredación, por innumerables especies de reptiles, otras aves y mamíferos, que dependen de esa fuente alimenticia para su subsistencia, eso sí, sin matar a la gallina de los huevos de oro.
De la Subespecie Gallus gallus domesticus se alimenta una proporción muy importante de la población mundial, ya que al año se producen en todo el mundo, más de 1500 billones de huevos de gallina, con un consumo promedio de 245 huevos por persona.
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El hombre ha logrado copiar la técnica de incubación usada por las aves, creando sofisticados equipos que le garantizan un eficiente proceso de desarrollo embrionario, y altas tazas de nacimientos, pero nunca podrá igualar la magia que evoca el nacimiento de un pollito, amparado bajo las alas de una gallina clueca.
Bibliografías sugeridas:
Diferencias evolutivas entre mamíferos y aves:
FUENTE
Función de los anexos embrionarios de los vertebrados:
FUENTE
Naturaleza biológica de los huevos:
FUENTE.
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Ali Riera
Todas las fotografías fueron tomadas con un equipo celular Xiaomi Redmi 6, y son propiedad de @aliriera.