Lloré amargamente, me sentí culpable,
convencido de que estabas feliz,
sólo veía esa sonrisa, hermosa parecía,
sin saber que era una mascara,
no era como realmente te sentías.

Bajé a la tierra a enfrentarme a tu fantasma,
despojo sombrío de quien llamaba mi amada,
pero al verme no me reconociste,
al escuchar mi voz intentaste agredirme,
pensé que tal vez ya era muy tarde,
me rendía completamente ante tu ataque,
pero te frenaste en el ultimo momento,
preferiste desaparecer y bajaste al infierno.

El cielo volvió aparecer y la luz veía,
en mi mente estaba todo claro,
al hades tengo que bajar y te rescataría,
de ti misma, de tus propias pesadillas.

Y en los mares agitados de lava y fuego,
nos encontramos una vez mas, fortuna,
esta vez estabas lucida, y me hablaste,
como nunca antes todo lo expresaste,
demonio y ángel se entendieron,
una tregua silenciosa comenzaba de nuevo,
sin intentar salvarte, solo entenderte.