Bob Dylan cumplio 80 años: retrato del artista que creo propia leyenda

Arrancamos con musica para ambientar el post


Certezas y misterios de uno de los íconos culturales que cruzó la frontera del rock para hacerse universal.

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Bob Dylan: una figura ineludible de la cultura occidental que trascendió las fronteras del rock.

El músico, cantautor y poeta estadounidense Bob Dylan, una de las figuras culturales más importantes de la historia, cumple este lunes 24 de mayo 80 años convertido en una de las grandes leyendas de la música popular.

Mito, figura de culto, ícono cultural, estrella del rock, premio Nobel, protagonista central de los movidos años '60, relator profundo de amores, decepciones, dolores, pérdidas, desencuentro y tantas emociones humanas como existan. Hasta ahí, todas certezas.

Hay unas cuantas más, a lo largo de una larga vida en la cual la vocación por la contradicción, si no la mentira lisa y llana, parece ser una de las más grandes. "No creo que sea tangible para mí. Quiero decir, yo pienso una cosa hoy y otra distinta mañana", declaró alguna vez a Newsweek.

Y por si hacía falta ampliar, completó la idea. "Cambio durante el curso del día. Soy una persona cuando me levanto, y cuando me voy a acostar se con seguridad que soy otra diferente. No sé quién soy la mayor parte del tiempo. Y no me importa".

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También es una certeza que el hombre que fue Robert Allan Zimmerman hasta fines del '59, para convertirse entonces en Bob Dillon, había dado sus primeros pasos artísticos junto a unos amigos del colegio como integrante de The Shadow Blasters primero, con The Golden Chords después y como líder de Elston Gunn & the Rock Boppers más tarde.

Y que después de aquellos intentos rockeando al estilo de Chuck Berry, Elvis Presley y Little Richard el paso siguiente fue sonar en algunas radios locales como parte de The Satin Tones y a continuación, en Fargo, como pianista de The Shadows, una banda liderada por Bobby Vee, con quien había compartido la experiencia de los Boppers.

Sólo que con Vee al frente, los Shadows fueron llamados a llenar el hueco que había dejado en la escena la muerte de Buddy Holly, Ritchie Valens y Big Bopper, en el accidente aéreo ocurrido el 3 de febrero de 1959, y la destreza que Zimmerman mostraba al piano no pareció conformar a nadie.

El fin del la prehistoria
Atrás quedaban sus primeros junto a papá Abram y mamá Beatrice en Duluth, en Minesota, donde su padre trabajaba como funcionario de las Standard Oil; la mudanza a Hibbing, un pueblo minero con más pasado que futuro, después de que Abram se quedara sin trabajo y se sumara allí a sus hermanos en un emprendimiento familiar; y una escolaridad más o menos regular.

También las primeras melodias en la guitarra, inspiradas por Hank Williams, el "rey de la música country", como inspiradas comenzaron a ser su ideas por la rebeldía sin causa de James Dean, que le valieron una estadía en una escuela especial de Pensilvania para adolescentes problemáticos, que sólo sirvió para que las ratificara.

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Bob Dylan llegó a Nueva York con el objetivo de conocer a Woody Guthrie; y su vida cambió para siempre. Foto Archivo

Seguramente si el joven Zimmerman hubiese escuchado entonces eso de que "cuando estás creciendo en un pueblo pequeño/sabés que vas a crecer en un pueblo pequeño/Sólo hay un buen uso para un pueblo pequeño/lo odiás, y sabés que te vas a tener que ir", que Lou Reed cantó en el álbum Songs for Drella tres décadas después, habría hecho un buen cover.

Pero como esa canción no estaba escrita, cuando ya era Dylan lo dijo a su manera en su North Country Blues. "Mis hijos se irán/tan pronto como crecen/Bueno, no hay nada aquí ahora para retenerlos", cantaba, poniendo su voz al servicio de una madre que de paso contaba que, por el mismo trabajo, en América del Sur se pagaba menos.

El paso siguiente fue, entonces, dejar su pueblo. La excusa fue la Universidad, en Minneapolis; la realidad, la decisión de abandonar enseguida la academia para meterse en la bohemia local a fuerza de las canciones folk que tenía como repertorio.

Ahí, un tal David Whtaker le acosejó escuchar el álbum Dust Bowl Ballads, de un tal Woody Guthrie, y que leyera su biografía, Bound for Glory. Hacerlo y querer conocer a ese señor que "con su familia diezmada por la tragedia y la enfermedad abandonó el hogar a los 16, vagabundeó por el país en vagones de carga, tocó para comer hasta salir en una radio en California" y se convirtió en la voz de los oprimidos, tal como Phil Sutcliffe lo cuenta en una bio de Dylan publicada por Mojo, fue una sola cosa.

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Para lograrlo, debió viajar hasta Nueva York, adonde llegó el 24 de enero de 1961. Una certeza más del joven Dillon, que pensó entonces que sería bueno tener una historia que llamara la atención. Y puso manos a la obra.

En su nueva vida, Dillon ya era Dylan, provenía de Oklahoma, había atravesado una infancia marcada por la pérdida de sus padres y había conocido a Guthrie a los 10 años en California, mientras giraba con una feria ambulante donde. Cualquier parecido con la bio de Guthrie seguramente no fue simple casualidad.

Lo interesante es que la cosa funcionó. Vaya uno a saber cuál de sus historias le contó a Guthrie, pero lo cierto es que el ícono del folk le abrió las puertas de su mundo, donde Dylan compartieron veladas folcloricas junto a Pete Seeger y otras glorias del género.

De ahí salió su Song for Woody, la primera canción propia que Bob interpretó en vivo, y ahí nomás también, en el Gerde's Folk City, el casi recién llegado a la ciudad teloneó a John Lee Hooker en su debut profesional neoyorquino. El paso estaba dado, y ya no habría vuelta atrás.

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