Reflexiones (in)necesarias 085: "No hay una única manera", por bonzopoe

Soy un hombre soltero con compañeros de generación que ya están a punto de tener nietos, pero yo no he tenido ni siquiera hijos. Y no es que no quisiera tener una vida como la de ellos, pero simplemente no se dio, y llegué a un punto en que me cansé de intentar torcerle la mano al destino para tener una vida como la de lo demás.

Desde que recuerdo se nos ha vendido el discurso de que para tener una vida plena, para ser feliz, se necesita casarse, tener hijos y verlos crecer y darnos nietos. Sin embargo este guion ni es perfecto, ni es único. Hay tanta gente infeliz por estar atada a este modelo de vida, que muchas veces me he sentido afortunado de no ser parte de él.

En lo romántico he amado mucho, y me han amado mucho, he llorado y me han llorado, y he experimentado todo lo que he querido, y lo sigo haciendo. Y si bien la idea de tener una pareja tradicional hoy en día no me atrae como antes, tampoco estoy cerrado a cruzar esa puerta si se presenta la oportunidad.

Si bien no he tenido hijos, a través de mis sobrinos he experimentado, y sigo experimentando, lo que implica cuidar a los hijos y verlos crecer, aunque no sean los propios, pero como si lo fueran. Me tocó cambiar pañales, que me vomitaran encima, arrullarlos, dormir y no dormir con ellos, jugar con ellos y leerles cuentos, disciplinarlos y regañarlos cuando era necesario, llevarlos al doctor tanto como al parque de juegos, y hoy que ya son mayores de edad, me toca hablar con ellos y aconsejarlos, y ser parte de su consolidación como los adultos maduros en que se están convirtiendo.

Profesionalmente he hecho de todo, y estoy en un momento en que no me interesan nuevos retos, y no porque no pueda con ellos, sino porque no siento que tenga que probarme ni probarle nada a nadie, ahora lo que quiero es una vida tranquila, sin sobresaltos, que pueda disfrutar a mi manera.

Durante mucho tiempo me pesó que mi vida no encajara en el esquema tradicional, y traté de que así fuera, pero supongo que eso no era, y puede que nunca sea para mí. ¿Casarme y tener hijos solo porque se supone que debo tenerlos? No, gracias. ¿Estar con alguien que no me llena solo para no estar solo? No, gracias. ¿Hacer lo que los demás esperan de mi para que no me miren con condescendencia? No, gracias.

Y mientras más entendía esto más me liberaba de ello y empezaba a valorar lo que tenía y tengo: una vida diferente pero ajustada a quien soy y lo que soy, construida a partir de las cosas que valoro y atesoro, y que si nadie más aprecia, con que la aprecie yo es suficiente. No ser parte de la norma no tiene nada de malo. Lo malo es querer ser parte de la norma cuando esta no se corresponde a ti.

No hay manera de meter un cuadrado en un agujero triangular, o hacer que una línea gire. A veces en vez de esforzarnos en ser un triángulo o un cuadrado, es mejor esforzarnos en saber que somos, para luego a partir de ahí, buscar y/o construir nuestro lugar.

Y si al final resultamos ser una esfera, y vemos que no encajamos en un mundo hecho para triángulos y cuadrados, no por ello no podemos coexistir con ellos, para ahora sabiendo que somos diferentes podemos hacerlo de una manera más sana y realista.

No hay una única manera de ser y de vivir. Todos somos diferentes, así que incluso considerarlo es un tanto absurdo si lo piensan bien. Pero para saber como vivir, para encontrar esa manera de vivir hecha a nuestra medida, debemos empezar por saber que somos, quienes somos. Si nunca lo has hecho tal vez sea momento de empezar, puede que eso incluso te cambie la vida. Mucha gracias por leerme y hasta la próxima.

Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.