Imagen propiedad de @lanzjoseg
Hubo una época de mi vida en que pasaba más tiempo dentro de una buseta que en mi casa, pues estudiaba en Barquisimeto la capital de mi estado y pagando la tarifa de estudiante con una tarjeta inteligente resultaba más económico viajar a diario de ida y vuelta que pagar una residencia estudiantil.
Fueron muchas las experiencias que viví en cada uno de esos viajes, observé muchas veces las luchas ajenas y sentía empatía por todas esas personas que con sus propios problemas salía todos los días a tomar una buseta hacia la otra ciudad, entre tantos estudiantes, trabajadores de empresas del rubro de alimentación (allá queda la zona industrial), obreros y personas que iban por razones médicas, pacientes de diálisis y oncológicos, todos ellos formaban una masa de gente que sufría junta las diferentes desavenencias que traía consigo el transporte, los altos precios del pasaje, las constantes trancas en la carretera y las largas colas.
Creo que la universidad misma no me preparó tanto para la vida como lo hicieron esas experiencias de viaje constante, aprendí muchas veces a la mala que la solidaridad es un tesoro que no se puede encontrar en cualquier corazón, el valor de la perseverancia, y por supuesto la valentía de levantarse de las caídas y seguir adelante por los objetivos de vida.
Creo que en las busetas se puede hacer todo un estudio social, pues en estas confluyen como pasajeros personas de diferentes lugares pero que al final terminan uniéndose en una sola clase, todos somos vulnerables en ese momento, todo estamos literal y metafóricamente “montados en el mismo camión” , así que cualquier cosa que pase nos atañe a todos, es por eso que creo que la gente debe ponerse siempre en los zapatos de los demás.
Esta es mi participación en el Concurso TopFiveFamily Observa Piensa Escribe. Invito a participar a @yetsimar
