Mi entrada al concurso TopFiveFamily Observa⇾Piensa⇉Escribe - «𝕌𝕟 𝕕𝕚́𝕒 𝕒 𝕝𝕒 𝕧𝕖𝕫… ℙ𝕖𝕣𝕕𝕠́𝕟, 𝕒𝕝 𝕣𝕖𝕧𝕖́𝕤.»


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En una ciudad bulliciosa, un autobús desgastado que servía como salvavidas para loss ciudadanos que hacían uso de él día tras día. El autobús, con sus asientos color marrón, había tenido mejores días, pero aún llevaba a sus pasajeros fielmente a sus destinos. Las ranuras en el suelo eran un testimonio de incontables zapatos que se habían arrastrado sobre ellos. Las grandes ventanas dejaban entrar, eventualmente, corrientes de aire que refrescaba el interior y luz solar, proyectando un cálido resplandor en los rostros de los usuarios.

Entre los pasajeros se encontraba una joven de mirada esperanzada, soñando con las posibilidades que se avecinaban, y un anciano que miraba por la ventanilla, perdido en los recuerdos de sus días pasados. Un estudiante, con auriculares puestos, estaba inmerso en su música, golpeando el ritmo con el pie, ajeno al mundo que lo rodeaba.
Este autobús, con su estructura interior robusta y sus identidades confusas, era más que un simple vehículo; era un microcosmos de vida que avanzaba, parada a parada. Y a medida que el autobús continuaba su viaje, cada persona en el interior llevaba sus propias historias, sus propios destinos, pero por un breve momento, compartieron un camino común dentro de los confines de este humilde carro de la ciudad.
Mientras el autobús avanzaba por su habitual ruta, el cielo afuera comenzó a oscurecerse siniestramente. Se hizo el silencio entre los pasajeros cuando las primeras gotas de lluvia golpearon las ventanillas. En unos momentos, la llovizna se convirtió en un aguacero torrencial y el sonido de la lluvia golpeando el techo del autobús creó una cacofonía que ahogó toda conversación.
Las ventanas, que alguna vez fueron portales transparentes al mundo exterior, ahora estaban oscurecidas por riachuelos de agua que corrían entre sí hacia abajo. Las luces interiores del autobús se reflejaban en las superficies mojadas, proyectando un brillo acogedor, si no ligeramente inquietante, en los rostros de los pasajeros. El conductor redujo la velocidad y los limpiaparabrisas trabajaron a medias para despejar la vista.
En el corazón de la ciudad, el autobús avanzaba por su ruta acostumbrada, lleno del murmullo de las conversaciones y el susurro del movimiento. Los pasajeros, absortos en sus pensamientos o en el brillo de sus pantallas, prestaban poca atención a sus compañeros de al lado, no prestaban atención a quien baja o subía a la unidad de transporte. La lluvia no cesaba, lo que obligó al conductor a estar atento a los baches y a cualquier obstáculo que pudiera pinchar las desgastadas llantas…

Todo parecía normal, pero el panorama empezaba a empeorar. Hoy fue diferente…

A medida que el autobús se acercaba al centro de la ciudad, se hizo un repentino silencio. Las bolsas se apretaban con más fuerza y los ojos se movían nerviosamente. Los rumores se extendieron como la pólvora. Se había producido un robo delante de sus narices. Los objetos de valor, las carteras e incluso la sensación de seguridad habían sido despojados sigilosamente.
El ladrón había sido un maestro del disfraz, mezclándose con los pasajeros. Su presencia era tan sencilla como la de cualquier otra persona. Nadie los vio venir; nadie los vio salir. Todo lo que quedó fue el caos de su estela, los rostros de angustia e incredulidad.

Los pasajeros, antes aislados en sus propios mundos, ahora estaban unidos por una circunstancia que no vieron venir. El autobús, que alguna vez fue un simple barco de tránsito, se había convertido en la escena del crimen. Sin más remedio, el conductor paró la unidad frente a una patrulla de tránsito para poner la denuncia de rigor.
Entre declaraciones y declaraciones se perdió más de una hora, a la final se dejó registro de lo sucedido. Antes de continuar su último tramo hasta la parada de llegada, el conductor debió pagar una multa por supuestamente no tener un extintor de incendios, por no poseer factura de algunas herramientas y por llevar un par de galones de gasolina de reserva por la emergencia de combustible. No le dieron ningún recibo, 20 dólares fueron suficientes para agradar a los fiscales.





Bienvenido todos a esta, mi participación de la semana en el TopFiveFamily, si es de tu agrado participar, aún estás a tiempo, este es el enlace Observa⇾Piensa⇉Escribe. Recuerda cumplir las reglas…



CRÉDITOS:



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Dedicado a todos aquellos escribas que contribuyen, día a día, a hacer de nuestro planeta, un mundo mejor.





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