SER MÁS CRISTIANO

De nada sirve jactarnos de muchos años siendo cristianos, decir que hemos sido transformados o más allá; mentirnos a nosotros mismos al decir que buscamos la perfección en el Sacrificado por nosotros y cuando se nos presenta la oportunidad expresamos cuanta grosería se nos pasa por la mente, no toleramos nada que vaya en contra nuestra, nos tomamos el tiempo para hacer comentarios o criticas de todo aquel que nos cruza por un lado. Eso es sin contar, con aquellos maltratos físicos o de palabras a muchos de quienes nos aman en el nombre de nuestro defecto, llámese: dolor, ira, rabia, egoísmo o envidia entre otros.

Es lamentable que busquemos la perfección, siendo maledicentes, groseros o llenos de ira con lo cual hacemos caso omiso a las palabras expuestas por el Hijo de Dios: Donde esté tu tesoro es donde estará tu corazón… Aquí cabría la pregunta: Es Dios o Jesús dueño de nuestro corazón? Por eso, debemos tomar en cuenta nuestras palabras, ya que de lo que hablamos o expresamos, de eso es lo que se encuentra lleno nuestro corazón… Ahora, si nuestras bocas expresan maldiciones hacia otros, estoy seguro que nuestro corazón necesita ser recargado del nuevo Combustible para la Vida.

Me parece que es sumamente difícil no hacer lo que usted dice amigo, porque no es una única persona quien hace esto a diario y no solo es en un lugar exclusivo, sino que todo ese maldecir se ha vuelto un estilo de vida en nuestra sociedad. Considero que se ha enraizado tan profundamente entre nuestra sociedad, que es como el pan o el café de cada día, creo que no sería exagerado en decir que si no hacemos un comentario malintencionado en el día, no estaríamos bien. Como a esas personas que les da dolor de cabeza si no toman café, así parece que nos desenvolvemos en el actual mundo.

Caramba! Realmente es así como lo dices muchacho. He notado como desde las familias, existe ese mal. Hay parejas que no están bien si no se hace una contienda entre ellos al día y para ello, en ocasiones actúan con alevosía y premeditación para iniciar las críticas y contiendas entre ellos. Y por supuesto, esto se extrapola a otros niveles de la sociedad con lo cual, afianzan aún más la presencia del mal en el mundo y por supuesto, más difícil la presencia del Reino de Dios y su justicia. Algunos, aun viendo esto y conociendo de esto, insisten en hacer lo contrario a lo enseñado por el Maestro.

Es doloroso ver como nosotros, quienes decimos creer en el Señor; caemos en las trampas que el mundo coloca para obstaculizar el establecimiento del Reino. Duele ver que nosotros mismos somos agentes contaminantes para otros y peor aún, para nosotros mismos; ya que: nuestra contaminación viene por lo que expresamos y no por lo que introducimos a nuestra boca… Sin darnos cuenta, somos agentes que trabaja a favor del mal y no del bien… a veces, me pregunto: si hacemos este tipo de cosas en el nombre de Jesús, realmente valió la pena que él se entregara por mí? O Cómo se sentirá Jesús cuando observa lo que hacemos mal? Por eso, es de suma importancia que cada uno de nosotros, mantenga una comunión constante con el Hijo y con el Padre para rendirnos a hacer su voluntad.

Ya veo, pero cómo hacemos para luchar a favor de Dios y no en contra? Como le dije; el mal está enquistado en nuestra sociedad y tal vez en nuestros corazones. Como he dicho antes, todo parte de ese nuevo nacimiento. Con ese paso, dejando todo atrás y agarrando la Cruz nuestra y solo seguir a Jesús. Seguirlo implica aplicar todas sus enseñanzas como las expuestas aquí. En realidad, pueda ser algo complejo, pero si tu idea es seguir de frente al Carpintero que ha sido el único que resucitó y venció la muerte buscando su perfección, creo que debemos dejar las excusas y dedicar por completo a honrar lo que él hizo en la cruz por ti y por mi… en mi caso, trato de preguntarme: cómo haría Jesús en este u otro caso? Con esto, busco la mejor respuesta sobre diversas situaciones que se me presentan.

El Sol había bajado por completo y ya era la luna quien hacía su majestuosa aparición… Ambos miraban al cielo en ese momento y notaban el esplendor de la estrellas y sin saberlo, ambos se preguntaban sobre el propósito que Dios tenía con ellos y cómo los había unido por esa tarde tan misteriosa? Ensimismado, el muchacho siente como hay paz en su alma y sin siquiera darse cuenta, las lágrimas comienzan a rodar de manera repentina por sus mejillas. Cada instante aumentaba la intensidad de un sentimiento que jamás había experimentado; al voltear hacia el anciano, se percata que no estaba allí… Era como si jamás hubo alguien ahí a su lado.

Aun limpiando sus ojos, los pensamientos del muchacho lo llevaron a recordar palabras del Pastor, cuando en una de las prédicas decía que las cosas de dios son misteriosas y que nada es casualidad, pues todo es un propósito del Señor!!! La conversación con este desconocido, pudo ser una obra maestra del que todo lo puede, para guiarle por el camino que debe andar y no se desvíe de los planes que Dios ha diseñado. Sin advertirlo, este reflexionar lo llevó a divagar sobre las acciones que había hecho en días anteriores y se dio cuenta que durante una revisión de documentos viejos para practicar su deporte favorito (Ajedrez), consiguió una hoja de papel deteriorada y sin una importancia aparente, hasta ese momento. Ya que ese pedazo de papel, escrito por el mismo hacía unos de 10 años aproximadamente, contenía lo que consideró la conversación con el viejo en pocas palabras…

Una comunicación para Dios que dice así:

SEÑOR!

Ayúdame a decir la verdad frente a los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.

Si me das fortuna no me quites la razón. Si me das éxito no me quites la humildad. No me quites la dignidad.

Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla. No me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.

Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como a los demás.

No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso.

Más bien, recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede el triunfo.

Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.

Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso.

Si yo ofendiera a la gente dame el valor para disculparme y si la gente me ofende dame el valor para perdonarla.

SEÑOR!

Si yo me olvido de ti, nunca te olvides de mí!! Amén.


jovenyviejo.jpg
Fuente

Para ver la parte anterior: Parte III

“Los ropavejeros colocan su mano para levantar a otros, no lo pisan para hundirlos”

TOM ROPAVEJERO

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