SOMBRA | Relato Original


ashkan-forouzani-8MYTmb0Jn1w-unsplash.jpgFoto por Ashkan Forouzani en Unsplash


«Pero el miedo tiende a hacer, precisamente, que suceda lo que uno teme.»

— Viktor Frankl



𝕊 𝕆 𝕄 𝔹 ℝ 𝔸


Cada noche sueño con él, o ella, no sé en realidad si es humano, viene a visitarme cuando las penumbras están sobre mis sábanas y el velo del sueño me cubre por completo. Cada día, me siento desprendido, separado de la realidad, como si ya no perteneciera a esta existencia alterna. Aquello que me acecha no solo ha envuelto mis sueños, también mis pensamientos y hasta según parece, también mi forma de expresarme.

Hace tiempo me había divorciado de mi esposa porque no quise decirle la verdad, sabía que mis demonios no podían compartirse de esta manera. Mis palabras abruptas fueron deteriorando la relación, y en menos de unos cuantos suspiros, dejamos de querernos como antes. Ella se olvidó de mí y yo posteriormente de ella. Hablábamos desde la distancia cruzando nuestras últimas palabras de interés, hasta que al final, ya no quedó nada, solo recuerdos de momentos juntos que se desvanecieron.

Durante esos tiempos turbios, él se intensificó, mucho antes de que mi matrimonio se quebrara pero jamás se había manifestado tan poderoso como de esta manera. Me hablaba en una lengua extraña, creía que era portugués, hasta que comenzó me habló finalmente en mi propio idioma. Sus primeras palabras entendibles jamás las voy a olvidar: «Gradualmente sabrás quien soy, pues cada semana revelaré una parte de mi existencia.». Y así fue como lo hizo.

En la primera semana se presentó ante mí algo diabólico, una extensión retorcida que se movía de un lado a otro a gran velocidad. Era oscura como el resto de su cuerpo cubierto por sombras, pensaba que se trataba de una ilusión agregada dentro de mi sueño. Era bastante esfuerzo para mí poder discernir lo real. Mi concepción se transformaba haciéndome ver el mundo de otra forma, algo que ni en las pesadillas más extrañas hubiera imaginado.

En la segunda semana una nueva parte de su cuerpo se reveló, era como una pierna no humana, de patas articuladas, quizás de dos metros de longitud y sumamente delgadas. Como en la anterior ocasión, mi huésped no dijo palabra alguna, solo se quedó allí parado, detrás de un fondo de luz difuminado, exponiendo sus dos únicas partes que parecían ser lo único que revelaban.

Otra secuencia de imágenes comenzaba a influir en mi mente. Repelía el contacto con las personas con sumo miedo, como si padeciera una especie de fobia a los humanos. Miraba a mí alrededor y me molestaba la luz del día. Ansiaba la oscuridad como un insecto que se oculta entre las sombras, o como una abeja que busca el suave polen de las flores. Mis gustos habían cambiado y hasta la comida me sabía diferente, aborrecía todo lo que alguna vez disfrutaba, incluso la libertad que me daba una escapada al viento.

La tercera semana definió el rumbo de mi nuevo e inaguantable estado. Cinco pares de patas más se desvelaron, sosteniendo aquella figura difusa como un manto de penumbras negras envueltas en una toga de vapores. Ninguna palabra fue emitida, todo fue dominado por el silencio. Ansiaba ver su identidad esta vez, el entorno me profería una poderosa calma pues era esclavo de aquella entidad inhóspita de aspecto aún desconocido.

Volví de nuevo a la realidad, mis ojos aún ardían y mis parpados pesaban, era como si nunca hubiera descansado. Intentaba respirar pero me costaba, vislumbraba mis brazos y eran tan delgados como las patas de mi visitante onírico. Intentaba emitir palabras pero la garganta ronqueaba, como si algo impidiera el buen curso de mi habla. Pasé toda la semana recibiendo poca emisión de luz, con los ojos dolientes, las extremidades delgadas y la voz ronca.

En la cuarta semana se revelaron mucho más cosas. Hubo más extremidades retorcidas que se agitaron con fuerza, como si las moviera una gran ráfaga de viento. Serpenteaban todo el tiempo y para mí era como un baile erótico de distracción. Quería acercarme, conocer mejor a mi visitante, el cual empezaba a quererlo como un deseable huésped. Pero a medida que intentaba satisfacer mis anhelos, él se alejaba, como si una fuerza invisible como un muro me lo impidiera.

Desperté de mi sueño y todo lo que sentía era una terrible aflicción, el cansancio me consumía con más fuerza, mi piel se volvía áspera y seca, como si quisiera desprenderse de mi cuerpo. Me veía en el espejo y con horror divisaba como mis brazos y piernas se alargaban, al igual que mi rostro, mis hombros, mi cintura y mi torso. Mis ojos adquirieron una tonalidad amarillenta y mi cabello estaba seco, endurecido, como si el tiempo hubiera colocado sus manos sobre él.

Debí sentirme asustado por mi nuevo aspecto, pero no lo estaba, al principio fue un poco impactante, pero luego logré acostumbrarme a mi nueva forma. Pasó la semana y un nuevo sueño vino en camino. Esta vez estaba nervioso, pues finalmente conocería el rostro de quien por buen tiempo me visitaba. En esta ocasión todo fue hermoso, él extendió sus extremidades retorcidas, sus patas articuladas y sus alas cristalinas y venosas, me sentía favorecido y horrorizado a la vez. Un ápice de placer comenzó a ascender hasta mi rostro mientras que las sombras se disipaban. Y, ante mí, se imponía la mirada inhumana de un ser insectoide.

Me regocijé y me acerqué a él, ya no había nada que me lo impidiera. Finalmente pude tocarlo con mis manos, ¡se sentía como la gloria! Sonreí y caí en un éxtasis de placer, y ese embeleso se convirtió en la causa de mi despertar. De nuevo estaba en mi cama con el cuerpo extendido, mis extremidades se volvieron articuladas, mi torso carrasposo y de mi espalda salían un par de alas enormes que se agitaban a gran velocidad.

FIN

Escrito por @universoperdido. 28 de Mayo del 2021

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