La hélice se desprendió y empezó a hender el aire. Detrás venía el resto del avión; todo indicaba que en pocos minutos volvería a volar, pero en pedazos. Dentro del avión venía el piloto.

     En la desesperación, el muchacho cubrió la rosa, la hélice venía directo hacia ella, el resto del avión venía detrás y encima, volando en un paracaídas, el piloto.

     Todo fue rápido, el piloto enganchó la nave con sus pies y en un sobrehumano intento de fuerza, golpeó con la nave a la hélice, desviándola lo más que pudo del chico; después de aterrizar quedaron en la oscuridad porque el paracaídas cubrió el planeta, el asteroide B-612.

     Así aterricé en casa del Principito. Cuando doblé el paracaídas lo guardé en mi mochila.
     El chico seguía protegiendo la rosa, le dije que buscaba al Principito.

     ─¡No! ─dijo─ andas buscando acabar con mi rosa.
     ─No es cierto. Todo fue un accidente.
     ─Si no traes más, puedes irte, aquí no necesitamos accidentes.
     ─¿Quién eres? Yo soy Antoine.
     ─¿Qué quieres?
     ─Salvar mi fantasía.
     ─¿Y vienes?
     ─De la Tierra; necesito al Principito.
     ─No está. Se perdió en el desierto. Ahora yo cuido su planeta.

     Supe que era él cuando dijo desierto, revisé su pierna y ahí estaba la mordida de la serpiente, pero qué le había pasado. Me dijo que había crecido, que se ocupó y no tuvo más tiempo para viajar.
     ¡No podía creerlo!, había ido a buscarlo para rejuvenecerme, pero era un niño viejo.
     No me costó mucho reparar el avión. Me daba más trabajo marcharme.

     ─No vuelvas ─me dijo la rosa─ no necesitaré más accidentes.
     ─¿Y este te fue necesario?
     ─Esperaba que a ti sí.
     ─Me sirvió para darme cuenta de que, a veces, no sirve ir tan lejos.
     ─Lo mejor es ir profundo, y evitar accidentes.
     ─Me dio gusto verte ─pero ella no me contestó, se había puesto su biombo.

     Cuando despegamos, volvió a ser el Principito.
     ─¡Gracias! ─me dijo. Había olvidado volar.
     ─Sujétate, nos esperan fantásticas aventuras.

     Y así fue cómo salvé mi fantasía, salvando la del Principito.

     The propeller broke off and began to split the air. Behind it came the rest of the plane; everything indicated that in a few minutes it would fly again, but in pieces. Inside the plane was the pilot.

     In desperation, the boy covered the rose, the propeller was coming straight towards it, the rest of the plane was coming behind and above, flying in a parachute, the pilot.

     Everything was fast, the pilot hooked the ship with his feet and in a superhuman attempt of strength, he hit the propeller with the ship, deflecting it as much as he could from the boy; after landing they were left in darkness because the parachute covered the planet, the asteroid B-612.

     That's how I landed at the Little Prince's house. When I folded the parachute I put it in my backpack.

     The boy was still protecting the rose, I told him I was looking for the Little Prince.