Subiendo la montaña. (Reflexión)


El montañista experimentado, Teodoro Reis, quería enseñarle una gran lección a su amigo Jason.

La perdida de su empleo, y su matrimonio cuesta abajo, le había hecho perder el sentido de la vida, y las ganas de vivir.

—Ey Jason, me gustaría que me acompañaras a una excursión este fin de semana, y quisiera que fueras, es posible que esto pueda ayudarte en algo.—

—No lo sé, amigo, no he estado de muchos ánimos las últimas semanas, y salir de casa se me hace tan difícil...—

—Si hombre, pero te aseguro que este desafío podrá ayudarte, ya verás que si.—

Después de tratar de pedirle que lo acompañara, este accedió.

Las montañas no eran ni por lo más mínimo del agrado del Jason, quién además, tenía fobia a las alturas.

Concordado el lugar, pusieron marcha la aventura.

Los primeros metros de la subida de la montaña resultaron ser fáciles para ambos.

—¿Qué te parece Jason?, te veo más fresco que una lechuga, esto como que te asienta perfectamente.—

Disimulaba entro los dientes el jadeo por causa del camino, pero aún así, el aire fresco y el paisaje hacía que fuera poco relevante.

A medida que subía, la cuesta de la montaña era más empinada, por lo que los pasos de ambos eran más lentos, y además, debía detenerse por breves instantes para descansar.

—¿Estás bien Jason?, no sé como lo haces, pero aún no te veo con ninguna gota de sudor, creo que has estado practicando a escondidas—.

Una pequeña risa brotaba genuinamente del rostro de Jason, quién tocaba su corazón para sentir lo fuerte que eran sus pulsaciones.

Pero por breves instantes, seguía mirando a su alrededor, y admiraba desde las alturas lo lindo que puede ser el paisaje, pese a estar agotado.

—Ya casi estamos llegando campeón, admito que estoy cansado, ¿como te encuentras tú?—.

Las piernas y las manos de Jason temblaban muy rápido, su corazón latía tan rápido, que podía sentirse como un zumbido.

—Creo que después de esto, no caminaré por algunas semanas, pero aún puedo respirar, así que vamos sigamos.—

—¿Estás seguro? Si quieres podemos regresar.—

—Qué no Teodoro, después de tanto esfuerzo, no sería valiente dejar de luchar justo casi al final, y está hermosa vista, lo vale.—

La sonrisa de Jason se extendía por todo su rostro, sus ojos volvían a recobrar la luz que tuvo en un tiempo.

Al llegar al final de la montaña, y completamente cansados, ambos podían admirar el fruto de su esfuerzo.

Toda la ciudad podía verse desde ese lugar, además, el silencio y el viento eran unos excelentes compañeros en esas circunstancias.

Interrumpió Teodoro el momento.

—¿Qué te parece Jason, crees que ha valido el esfuerzo?—

—Por supuesto amigo, fue una maravillosa decisión el poder acompañarte.—

—Pero vi que te detuviste varias veces en el camino, y bastante cansado...—

—Por Dios Teodoro, eso es parte de la aventura ¿no?.—

Miró fijamente Teodoro a Jason, con una pequeña risa, como tratando de que entendiera la referencia.

—Mmm, creo saber lo que tratas de enseñarme. Supongo que así es la aventura o la subida a la montaña de la vida ¿no?.—

—Pues así es amigo. En la medida que vas subiendo, habrán momentos en los que quieras descansar, y eso está bien. Incluso, en esos momentos de recobrar aliento, es provechoso que puedas mirar atrás y ver lo que has logrado.

Además, después de tanto esforzarte, los beneficios de seguir intentando, siempre serán mayores a los sacrificios que estás haciendo—.


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