EL JUICIO (Relato Original)

woman-5530220_960_720.jpg



¡Buenas tardes a todos mis amigos de #Hive! Hoy inicié un nuevo libro únicamente de "Relatos Breves", espero en Dios poder publicarlo en algún momento, y quiero compartir con esta comunidad el primer relato que incluiré en él, porque éste fue el espacio que me vio nacer y crecer públicamente como escritora. Muchas gracias #literatos por todo el apoyo.


hive 2.png



EL JUICIO



Antonio no podía creer lo que estaba pasando, no supo cuántas horas transcurrieron desde el momento en que inició la audiencia. Necesitaba salir de aquel lugar, allá dentro le faltaba el aire, no podía respirar bien, sentía que su cráneo iba a estallar en mil pedazos, las lágrimas lo traicionaban, pero sabía que todo era emocional, no estaba preparado para esto. Cada pregunta del fiscal y del abogado acusador hundía más a su hermano. Parecía que las interrogantes estaban diseñadas para que no tuviera más opciones que expresar sólo respuestas que lo incriminaban aún más en el asesinato de su esposa.

Hacía apenas un par de meses, Youlin, la esposa de su hermano menor, Gregorio, apareció muerta en la habitación del hogar de ambos, con varios disparos en el pecho, y la última persona que había estado a su lado era él. Como todos los días, él salió a su trabajo aquella mañana, después de despedirse y tomar, casi corriendo, un sorbo del café que ella siempre preparaba muy temprano. Casi no cruzaron palabras, el acostumbrado beso de despedida y el apasionado “Te amo”, no estuvieron presentes; un simple “nos vemos más tarde”, selló la mañana de la hasta hace poco feliz pareja. Ya Gregorio le había comentado que llevaban días discutiendo por la decisión de Youlín de retomar su profesión de abogada. Una empresa muy influyente le había presentado una propuesta para asumir la asesoría legal de la misma, y ella quería aceptarla, es más, estaba decidida a hacerlo. Ese tema tan controversial había tenido a la pareja enfrentada esos últimos días y ya las discusiones surgían frente a vecinos y amigos, sin ningún reparo. También habían dejado a la vista de todos, las reacciones impulsivas de ambos hasta el punto que los demás tenían que involucrarse para que la situación no llegara a un punto más violento.

El día del trágico suceso, la señora que hacía la limpieza en la casa de la pareja fue quien la halló muerta. Ella llegó aquella mañana, como siempre, por la parte trasera del inmueble, y encontró la puerta abierta. Esa situación le pareció extraña porque Youlín cerraba bien las puertas una vez que su marido se iba a trabajar. La llamó y no respondió, y decidió subir a la habitación, allí encontró el cuerpo de la mujer tirado en el piso en un charco de sangre.

Desesperada llamó a la policía, y luego a Gregorio, quien de inmediato se vino hasta la casa. Al llegar, ya las patrullas estaban en el lugar y no logró ver el cuerpo de su esposa ya que al bajar del auto se lo llevaron detenido. En ese momento, él era el único sospechoso. Todos los vecinos declararon ser testigos de las últimas peleas y amenazas que se hacían mutuamente cuando la disputa se ponía muy acalorada, incluso, la señora de la limpieza confirmó esas declaraciones pues había presenciado un enfrentamiento muy fuerte la última vez que estuvo en la casa.



people-2566201_960_720.jpg



Gregorio no tenía coartada, al momento en que la criada lo llamó, aún no había llegado a la oficina. Le dijo a los oficiales que se había quedado caminando un rato por el parque antes de llegar a su trabajo para tratar de hilvanar ideas por la decisión laboral de su esposa, pero tampoco había algún testigo de ese hecho. Si tan sólo hubiera llegado ese día directamente a su oficina, otra sería la situación. Estaba hasta el cuello en las sospechas de asesinato contra Youlin. De inmediato llamó a su hermano Antonio, él se había encargado de criarlo y educarlo desde que los padres de ambos murieron en un accidente hacía muchos años. La diferencia de edad entre los dos hermanos era de 14 años, y su corazón de padre, así fuera sustituto, le decía que su hermano era inocente, amaba a aquella mujer con el alma y su negativa de que retomara su labor era por protegerla, jamás le haría daño, pero ahora estaban en la cuarta audiencia, y aunque le había conseguido un buen abogado, no lograban conseguir pruebas que arrojaran otro sospechoso. En la habitación únicamente estaban las huellas de su esposa y las de él por todos lados. La señora de la limpieza iba sólo una vez por semana, y venía llegando de su pueblo en el instante que llegó a la casa y la encontró. Su coartada era válida ya que el cuerpo llevaba más de 2 horas sin vida, y la señora les comprobó que tenía menos de una hora de haber bajado del bus en la estación de la ciudad.

El panorama para Gregorio era oscuro. La audiencia finalizó y al haber agotado todos los intentos por demostrar su inocencia, el juez determinó una última fecha para hacer el juicio. Si para ese día no tenían algo a favor del caso, se le dictaría la sentencia en ese momento. Antonio se fue al mismo parque donde su hermano dijo haber estado esa mañana del asesinato, quería pensar, que algo le diera una luz para ayudar a su hermano. Sentado en un banco del parque se le vinieron a la mente varios cabos sueltos que nadie había abordado, ya que hasta ahora se habían concentrado en los amigos, vecinos, familiares, su esposo y la criada. No involucraron un entorno laboral ya que Youlin no estaba trabajando, ni siquiera había aceptado aún el puesto ofrecido. Pero olvidaron algunos detalles; por ejemplo, la empresa era muy prestigiosa y debía haber un gran número de aspirantes a ese puesto, el hecho de que se lo ofrecieran a ella por su trayectoria y experiencia conocidas, debió crear molestias en algunos que ya se veían situados en ese lugar. Y por otro lado, al momento del asesinato, el verdadero culpable necesitaba no tener a nadie en casa, y Gregorio era el único que sabía que la criada estaba por llegar, no iba a correr el riesgo de que lo sorprendiera. A pesar de que el crimen fue aparentemente perfecto, quien lo ejecutara no sabía que aparte de su esposo, alguien más estaría ese mismo día en la casa.

Antonio se reunió con el abogado y le dio sus puntos de vista, y comenzaron a trabajar en ellos. Sólo quedaban 3 días para el juicio, debían preparar algo verdaderamente sólido para lograr que Gregorio no fuera condenado por un delito que no había cometido. En efecto, indagando, llegaron a dos sospechosos principales; el hermano del dueño de la empresa, abogado de oficio desde hacía más de 15 años y pronto a retirarse, y la ex amante de él mismo, quien aún tenía un puesto de asistente pero aspiraba a ese cargo porque se sentía preparada. Sin hacer ruido con esas dos sospechas, el abogado presentó este nuevo material a la fiscalía y de inmediato lograron una orden para registrar las viviendas de ambos sospechosos. Mayor sorpresa se llevaron cuando encontraron el arma homicida enterrada en el jardín de la casa del hermano del empresario, debajo de una maceta.

Terminó confesando que su hermano le había prometido ese cargo hacía un tiempo, y que por esa razón se iba a retirar de la labor pública. Sería su mejor retiro ya que merecía un trabajo más reposado. Su indignación comenzó cuando su hermano se reunió con él para notificarle que había tomado otra decisión, que había visto la labor de Youlín y todos los casos que la chica había ganado, y estaba convencido de que ella era la abogada perfecta para llevar todo lo concerniente a trámites legales de su empresa, no tenía ninguna duda; pero que le asignaría a él otro puesto en la misma.



skull-and-crossbones-2077852_960_720.jpg



La mañana del asesinato, Youlín lo recibió en su casa pensando que le llevaba algún mensaje de su futuro jefe, pero la intención del abogado de oficio era persuadir a la chica de que no aceptara el cargo, recurrió al plan de víctima, chantajes, amenazas, hasta que la discusión se tornó violenta y el hombre quiso agredirla, ella corrió a su habitación para resguardarse mientras trataba de pedir auxilio, pero el hombre fue más fuerte y la empujó cayendo en el piso, y en un intento de ella por abrir la ventana para gritar, él sacó el arma y le disparó varias veces, huyendo del lugar y llegando a su domicilio para esconder rápidamente el arma. Aunque siempre sintió que no podía ser sospechoso ya que él nunca había tenido contacto con ella, y nadie lo había visto llegar allí. Se cuidó mucho de eso.

El día del juicio, el rostro de Antonio cambió por completo, su alegría no tenía límites. No sólo porque su hermano quedaría en libertad, y el verdadero culpable ya estaba tras las rejas, sino porque sentía un gran alivio por saber que nunca estuvo equivocado al confiar en su inocencia. Ahora tenía que ayudarlo a superar la pérdida de su esposa, era otra labor que debía asumir como padre, pero confiaba que con el tiempo lo iba a lograr.

Autora: Ana C. Rivero Foucault - Venezuela (@annafenix)



hive 2.png



book-bindings-3176776_960_720.jpg

tea-time-3240766_960_720.jpg

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
14 Comments
Ecency