Midsommar, es una película de terror y suspenso psicológico estadounidense, considerada por varios críticos como Terror Folclórico por el entorno en que se desenvuelve. Se estrenó en el año 2019 y fue escrita y dirigida por el cineasta Ari Aster, acompañado en la producción por Lars Knudsen y Patrik Andersson, a través de la empresa A24 quien también fue la distribuidora del filme. Estuvo protagonizada por Florence Pugh como Dani, Jack Reynor como Christian, William Jackson Harper como Josh, Vilhelm Blomgren como Pelle y Will Poulter como Mark. La música fue realizada por Bobby Krlic, la fotografía por Pawel Pogorzelski y el montaje por Lucian Johnston. El largometraje fue filmado en Budapest con un presupuesto de USD $9.000.000 y concluido con una extensión de 147 minutos.

Dani y Christian son una pareja que no está pasando por su mejor momento. Dani es una chica con problemas familiares referentes a su hermana Terri, quien posee un trastorno de personalidad (bipolar). Una noche, la hermana de Dani se suicida al mismo tiempo que mata a sus padres con monóxido de carbono. Devastada, se apoya en su pareja Christian pero este no le presta la suficiente atención, de hecho, piensa terminar con ella pero no lo hace por lástima.

Uno de los amigos de Christian: Pelle, los invita a todos a su aldea natal en el norte de Suecia llamada “Hårga”, donde se estarán celebrando unas festividades ceremoniales que solo se realizan cada 90 años. La pareja, junto con los otros amigos de Christian: Josh y Mark, emprenden un viaje hacia dicho lugar donde las cosas son aparentemente hermosas pero que poco a poco son forzados a participar en las perturbadoras ceremonias y costumbres de los aldeanos.

En primer lugar, quisiera decir que Ari Aster sí que sabe crear buenas historias. Ya nos lo había demostrado con su primera entrega: Hereditary, con la cual causó mucho más estupor con imágenes terroríficas. Con solo dos largometrajes en su trayectoria, este director logró posicionarse en una de los mejores dentro de este género, recibiendo buenas críticas en su mayoría y una que otra opinión en contra de su estilo.

Con Midsommar, Aster nos trae una película sutil en la que nos sumerge e identifica con sus personajes. La historia aquí no trata sobre sectas diabólicas, desnudos y gente con costumbres extrañas, se trata de superar las rupturas y los traumas del pasado; pasar la página como muchos dicen, pero la manera de Aster es tan alegórica y digerible que captamos la idea hasta sus ideas finales.

Sabemos que este director no es conocido por usar exceso de gore o recursos espantosos que lo único que buscan es asustar, a diferencia de Hereditary, la historia aquí no es tan compleja, pero aun así debes prestar suficiente atención a las señales. La manera en cómo se va creando la atmosfera es bastante simple pero diversa, se desenvuelve fácilmente, logra idealizarnos dentro del entorno y luego nos invita a conocer la verdadera trama: el drama que vive la pareja protagonista.

Ari Aster confesó que esta película la había realizado en base a una ruptura que estaba pasando, lo cual nos explica el origen de la trama. Dani y Christian son una pareja toxica sin rumbo en su relación; Ella no siente el apoyo de Christian después de haber perdido espantosamente a su familia y él solo quiere buscar la manera de terminar con ella. La forma en como Aster decide terminar la relación es tan brutal, que el mensaje quedó bastante claro.

Otro aspecto que fue para mí el más importante en este filme es la fotografía. Los planos artísticos donde enfocan todo el escenario o parte de el, fue lo que más me gustó al visualizar. En Hereditary podemos encontrar estos mismos enfoques, aunque son más oscuros que en este largometraje, las filmaciones a la distancia te dan una perspectiva más teatral. En la cercanía me gustó como usan el recurso de los espejos para enfocar a otros personajes de manera misteriosa.

El entorno y el vestuario han hecho un juego espectacular, pero a pesar de estar en un ambiente hermoso, la película con paciencia ya te provoca una sensación de incomodidad, y esto va lográndolo poco a poco gracias a trama lenta con una historia que te permite compenetrarte con sus personajes e interesarte en ellos, creo que este es el aspecto mejor logrado por el director.

El trabajo de Ari Aster se ha convertido en mi admiración desde que vi Hereditary, y no fue sorpresa para mí haber leído que la crítica la había nombrado la mejor película de terror del año 2018. Con esta; su segunda entrega, no me ha decepcionado para nada, y es que Aster sabe que el terror es más que imágenes espantosas y planos oscuros, sino una historia buena con escenas impresionantes. El director también nos ha demostrado que no hace falta que llegue la noche para crear un ambiente espeluznante, sino que a la luz del día pueden suceder cosas tan impactantes como un hacha ensangrentada sostenida por un psicópata a medianoche.

Un paraíso en un lugar recóndito del mundo con extrañas costumbres. Un enjambre de prácticas y enseñanzas que no se revelan a los foráneos. Midsommar también es un misterio que vamos descubriendo poco a poco, cambiando nuestra percepción de lo normal en un mundo donde somos introducidos con estupor.