El día iniciaba con un cielo pardo y oscuro, con nubes negras que opacaban la luz del sol.
No era como un día nublado común, latente para una fuerte lluvia.
Más bien, el día anunciaba una serie de sucesos impredecibles, que hacían que éste se viera temible.
En la parte de alta de su casa, Theodore Hole, daba vueltas de un lado a otro en su habitación, tratando de comprender su situación, la de como había perdido la mitad de sus bienes raíces en tan solo pocas horas.
—¡Maldita sea! Justo ahora cuando pedí la renuncia, sucede ésto—.
Susurraba el hombre mientras empuñaba sus manos y apretaba con furia sus dientes.
El corazón de Theodore latía cada vez más rápido ante su desgracia.
Y por sino fuera poco, en la habitación se encontraba con una pequeña nota de su esposa, algo histérica y molesta que decía;
–“Ya estoy harta de tus ideas de negocio y de tu deseo de hacerte rico de la noche a la mañana Theodore, ya estoy cansada de todo esto, me voy a casa de mi madre, a esperar si algún día valoras a tu familia y las cosas que si son importantes”.–
Lágrimas de frustración mojaban las esperanzas de un corazón cargado de sentimientos, sentimientos de culpa por no poder darle lo necesario a quiénes más amaba.
Postrado en su cama, podía mirar las fotos de su pequeño Pou, su tesoro más preciado, recordando las veces que paseaba junto a él en el parque, o las veces que iban al cine, pero que debido al cáncer, hoy solo estaba postrado en una cama.
—Dios mío por favor escúchame— sollozaba Theodore, mientras alzaba su mirada al cielo, deseando ser escuchado.
—Solo te pido que me escuches, ayuda a mi hijo, y ayúdame a mí, no tengo como cuidarlo y tampoco puedo darle las cosas necesarias, te lo ruego por favor, solo ayúdame un poco—.
En busca de solucionar su problema, Theodore había invertido parte de la hipoteca de su casa en criptomonedas deseando que la suerte le sonriera, pero no siempre era así.
La luz del sol se habría paso entre las pesada nubes, nubes cargadas de penas para un corazón noble deseoso del bien.
Al lado de su cama, sonaba su teléfono celular.
Ring ring ring.
La última persona de quién quería saber Theodore, era quien marcaba a su teléfono.
—¿Qué rayos quieres Matt?— Respondía Hole, lleno de ira y atribuyendo parte de su pena a Matt, quién le había sugerido inventir en las criptomonedas esa semana.
Pero justo en la semana en que había invertido Hole, un gran inversor decidió rechazar el pago por la moneda en la que él había invertido, haciendo que lo que tenía, bajara drásticamente y con poco valor.
—Ey amigo, lamento mucho que tú inversión no fuera productiva por algunos días, ¿Fue mucho dinero el que perdiste no? Replicó Matt, tratando mantener su emoción.
—Si, desgraciado, por escucharte a tí, hoy no tengo nada para mí y mi familia, estoy en la ruina por tu culpa— Respondió fríamente Hole, mientras secaba sus lágrimas.
—Ahora me he quedado sin nada Matt, sin nada, y mi pobre hijo aún está en el hospital sin que pueda darle nada, y mi esposa de ha ido de la casa, por el amor de Dios, jamás debí escucharte Matt–.
Poco a poco las nubes negras en el firmamento se disipaban por el viento y la fuerza del sol.
—Ey amigo tranquilo, ¿no has visto las noticias? La moneda en que invertimos tuvo un alza de 1000%, yo había invertido 1000 dólares, y ahora tengo más de un millón amigo, me he sacado la loteria, ¿de cuánto fue tu inversión?— Gritaba emocionado Matt.
Theodore cortaba la llamada precipitadamente y encendía la televisión para verificar lo que decía Matt.
El corazón de Theodore latía como una máquina a vapor, mientras recordaba que había invertido los últimos 10.000 dólares de sus ahorros en esa moneda, y que justo ahora podía ayudar a su hijo y ayudar a su familia.
En las noticias, se anunciaba que la moneda en que había invertido Hole, había tenido un aumento increíble en pocas horas.
Al mirar al cielo, las nubes estaban despejadas totalmente, y un color azul daba paz en un corazón colmado e impacientado, pero que ahora se calmaba.
Después de todo, la tormenta no dura para siempre, y la esperanza siempre se sobre pondrá ante la desilución y la tristeza.
Versión en inglés
The day began with a brown and dark sky, with black clouds obscuring the sunlight.
It was not like an ordinary cloudy day, latent for a heavy rain.
Rather, the day heralded a series of unpredictable events, making it look frightening.
Upstairs in his house, Theodore Hole paced back and forth in his room, trying to understand his situation, how he had lost half of his real estate in just a few hours.
-Damn it! Just when I asked for resignation, this happens.
The man whispered as he clenched his hands and gritted his teeth furiously.
Theodore's heart was beating faster and faster at his misfortune.
And if that wasn't enough, in the room he found a small note from his wife, somewhat hysterical and annoyed, which read;
-I've had enough of your business ideas and your desire to get rich overnight Theodore, I'm tired of all this, I'm going to my mother's house, to wait if one day you value your family and the things that are important.
Tears of frustration wet the hopes of a heart full of feelings, feelings of guilt for not being able to give what was necessary to those he loved the most.
Prostrate on his bed, he could look at the pictures of his little Pou, his most precious treasure, remembering the times he used to walk with him in the park, or the times they went to the movies, but because of cancer, today he was only bedridden.
-My God, please listen to me," sobbed Theodore, as he raised his eyes to heaven, wishing to be heard.
-I only ask you to listen to me, help my son, and help me, I don't have how to take care of him and I can't give him the necessary things, I beg you please, just help me a little".
In search of a solution to his problem, Theodore had invested part of the mortgage of his house in cryptocurrencies hoping that luck would smile on him, but it was not always like that.
The sunlight would have passed through the heavy clouds, clouds laden with sorrows for a noble heart desirous of good.
Beside his bed, his cell phone rang.
Ring ring ring ring.
The last person Theodore wanted to hear from was the one dialing his phone.
-What the hell do you want Matt," Hole answered, full of anger and attributing some of his grief to Matt, who had suggested he invest in cryptocurrencies that week.
But just in the week that Hole had invested, a large investor decided to refuse to pay for the coin he had invested in, causing what he had, to drop drastically and with little value.
-Hey buddy, I'm sorry your investment wasn't productive for a few days, it was a lot of money you lost, wasn't it? Matt replied, trying to keep his excitement in check.
-Yes, you bastard, for listening to you, today I have nothing for me and my family, I'm broke because of you," replied Hole coldly, while wiping away his tears.
-Now I am left with nothing Matt, nothing, and my poor son is still in the hospital without me being able to give him anything, and my wife has left home, for God's sake, I should never have listened to you Matt.
Little by little the black clouds in the sky were dissipated by the wind and the strength of the sun.
-Hey, my calm friend, haven't you seen the news? The currency in which we invested had an increase of 1000%, I had invested 1000 dollars, and now I have more than a million dollars, my friend, I have won the lottery, how much was your investment?
Theodore hastily cut the call and turned on the television to verify what Matt was saying.
Theodore's heart was pounding like a steam engine as he remembered that he had invested the last $10,000 of his savings in that currency, and that he could now help his son and his family.
On the news, it was announced that the currency in which Hole had invested had made an incredible increase in just a few hours.
Looking up at the sky, the clouds were completely clear, and a blue color gave peace to a heart that was full and impatient, but now calmed down.
After all, the storm does not last forever, and hope will always overcome disappointment and sadness.
