Era común por aquellos años que la temperatura bajara por ahí de los seis grados bajo cero. Los que han sentido esta temperatura sin calefacción y cubiertos solo con cobertores saben lo difícil que resulta conciliar el sueño. Uno se la pasa temblando, duelen los huesos y a los que ya tenemos cierta edad nos empiezan a dar calambres.
Esa noche llegó Lucía mas temprano de lo esperado, según yo estaba trabajando y regresaría mucho mas tarde, pero apenas habían pasado tres horas y ya estaba de regreso. Me contó que no pudo llegar a trabajar porque las calles estaban congeladas. Al llegar a casa estaba tan tiesa que apenas si temblaba, pero tan pronto sintió el calor de la casa, empezó a temblar incontrolablemente. Estaba helada y para colmo mojada. Rápidamente la ayudé a desvestirse y le presté uno de los cobertores con los que yo estaba cubierto. Empezó a cerrar los ojos y calló al piso antes que yo la alcanzara, tuve que llevarla arrastrando hasta la cama pues no pude levantarla pues estaba demasiado débil para hacerlo.
Unas horas mas tarde desperté, estaba acostado a lado de ella, supongo que me desmayé por el esfuerzo porque no recordaba haberme acostado y menos a lado de ella sabiendo lo agresiva que es, no había lugar para darme esas libertades, después de todo solo éramos compañeros de cuarto, sin relación alguna y sin embargo, ahí estaba completamente desnuda de no ser por el grueso cobertor que le había prestado.
Me levanté para prepararme un café, pero al abrir la llave del grifo no salió agua, en su lugar empezó a salir nieve lentamente, fue entonces cuando recordé que había olvidado cubrir las tuberías del agua. Me asome por la ventana y alcancé a ver que un gran bloque de hielo la cubría. Posiblemente se reventó durante la noche y el agua congelada evitó que se siguiera derramando. Afortunadamente tenía algo de agua embotellada, pero era lo mismo, los botes estaban congelados.
Encendí el televisor para ver las noticias, no podía creerlo estábamos a quince grados bajo cero, jamás había descendido tanto la temperatura por acá. Entonces voltee instintivamente hacia la chimenea. El último pedazo de leña estaba por terminar de consumirse. Me toqué la cabeza todavía algo mareado. ¿Cual chimenea? si la casa no tiene una. Ah, como sea, fui al cuarto de herramientas, tomé un serrucho y empecé a cortar en pedazos la mesita de la cocina. Arrojé unos cuantos al fuego y acerqué los botes de agua para que descongelaran. Estaba sediento y ya necesitaba comer algo. Preparé algo ligero en el microondas y terminé bebiendo solo agua caliente pues el café ya se había acabado. Entonces recordé que Lucía no había comido nada desde el día anterior. Le preparé un sándwich y se lo llevé a la cama. Por mas que lo intenté, no pude despertarla.
No puedo recordar muy bien lo que pasó después, pero sentí como si mis propios colmillos se enterraran en mi paladar, sentí como que algo muy duro fluía por mis venas causándome un enorme dolor, supongo que empezaba a congelarme, no lo se. Corrí a la cama para cubrirme con los cobertores a lado de Lucía, ya no me importaba que después me fuera a golpear lo importante ahora era sobrevivir. Bueno al menos esa era mi idea, pero no alcancé a llegar a la cama, de pronto sentí como mi rostro se estrellaba contra el suelo llevándome a un profundo sueño.
Que hermoso calor me envolvió de repente, abrí los ojos, la casa estaba en llamas, le grité a Lucía para que despertarla, pero fue en vano, de repente ya estaba yo sobre el suelo cubierto de sangre. Algo me había golpeado la cabeza, sabía que sería el fin, pero volví a abrir los ojos y no había nada de fuego, ni chimenea solo yo y Lucía cubiertos con todos los cobertores que teníamos. El sueño me venció nuevamente, abracé a Lucía y cerré los ojos.
La mañana siguiente el personal de emergencia forzó la cerradura y me sacó de la casa, me envolvieron en una manta seca y me inyectaron algo en la vena.
-Hay una mujer dentro de la casa- Grité a los rescatistas.
Nadie me hacía caso. Hasta que Manuel se acercó a mi con una taza de café.
-Amigo, Lucía murió hace cinco años en un accidente de tránsito ¿Lo recuerdas?, llevas toda la mañana diciendo que pasó la noche contigo, casi mueres tratando de salvarle la vida a alguien inexistente.
En eso, Lucía salió de la casa toda despeinada, me hubiera reído de su aspecto en su cara pero ya saben lo agresiva que es cuando se disgusta...
It was common in those years for the temperature to drop below six degrees below zero. Those who have felt this temperature without heating and covered only with blankets know how difficult it is to fall asleep. You keep shivering, your bones ache and those of us who are already a certain age start to get cramps.
That night Lucia arrived earlier than expected, I thought she was working and would return much later, but only three hours had passed and she was already back. She told me that she couldn’t get to work because the streets were frozen. When she got home she was so stiff that she barely trembled, but as soon as she felt the warmth of the house, she began to shake uncontrollably. It was cold and wet to top it off. I quickly helped her undress her and lent her one of the covers with which I was covered. She began to close her eyes and she fell to the floor before I reached her, I had to drag her to the bed because I could not lift her because I was too weak to do so.
A few hours later I woke up, I was lying next to her, I guess I fainted from the effort because I did not remember going to bed and less next to her knowing how aggressive she is, there was no place to give me those freedoms, after all we were just roommates, unrelated, and yet there she was completely naked if not for the thick blanket I had lent her.
I got up to make a coffee, but when I turned on the faucet no water came out, instead snow began to come out slowly, that’s when I remembered that I had forgotten to cover the water pipes. I looked out the window and saw that a large block of ice covered it. Possibly it burst overnight and the frozen water prevented it from spilling any further. Fortunately I had some bottled water, but it was the same, they were frozen.
I turned on the TV to watch the news, I couldn’t believe it! was fifteen degrees below zero, the temperature had never dropped so much here. Then I instinctively turned to the fireplace. The last piece of firewood was about to be consumed. I touched my head still a little dizzy. Which fireplace? the house doesn’t have one. Oh, whatever, I went to the tool room, grabbed a handsaw, and started chopping up the kitchen table. I threw a few on the fire and brought the water cans closer to thaw. I was thirsty and already needed something to eat. I made something light in the microwave and ended up drinking only hot water as the coffee had already run out. Then I remembered that Lucia had not eaten anything since the day before. I made her a sandwich and took it to bed. Try as I might, I couldn’t wake her up.
I can’t quite remember what happened next, but it felt like my own fangs were digging into my palate, it felt like something very hard was flowing through my veins causing me enormous pain, I guess I was starting to freeze, I don’t know. I ran to bed to cover myself with the covers next to Lucia, I no longer cared that later he was going to hit me, the important thing now was to survive. Well at least that was my idea, but I did not reach the bed, suddenly I felt my face crash against the floor, taking me into a deep sleep.
What a beautiful heat suddenly enveloped me, I opened my eyes, the house was on fire, I yelled at Lucia to wake her up, but it was in vain, suddenly I was already on the ground covered in blood. Something had hit my head, I knew it would be the end, but I opened my eyes again and there was no fire, no fireplace, just me and Lucia covered with all the covers we had. Sleep overcame me again, I hugged Lucia and closed my eyes.
The next morning emergency personnel picked the lock and took me out of the house, wrapped me in a dry blanket and injected something into my vein.
-There’s a woman inside the house- I yelled to the rescuers.
Nobody paid any attention to me. Until Manuel came up to me with a cup of coffee.
-My friend, Lucia died five years ago in a tráfico accident. Do you remember? You’ve been saying all morning that she spent the night with you, you almost died trying to save the life of a non-existent person.
At that, Lucia left the house all disheveled, I would have laughed at the look of her on her face but you know how aggressive she is when she gets upset ...
Historia corta y fotografía
Short story and photography