Relato: Sobre lo acontecido en Rusia (Final)

Parte uno

Parte dos


Fuente de la imagen: Pexels

El primer pensamiento que cruzó por la mente de Hvitserk Ragnarsson, sir Robert Fairchild para los humanos, fue la juventud de la tímida muchachita que se presentó ante él y su suegro de forma solemne.

Tenía 16 años, casi 17, según le dijo su hijo. Sus rasgos la hacían parecer de 14 años, pero su mente y espíritu parecían de una muchacha más madura y centrada. Un rasgo típico de las adolescentes de la casa Gévaudan, la casa del legendario Lobo Blanco.

Le era difícil imaginar todo lo que aquella muchacha había sufrido a manos de su propia familia, en especial la traición de quien se suponía era su amigo y aliado, su propio hermano. Éste deseaba casarse con una de las sobrinas del Lobo Oscuro; su padre, el duque Andrej Arkádiev, lo sabía, y en base a ello lo obligó a ser doble espía dentro de su propia familia.

Si Michel de Gévaudan, su tatarabuelo por el lado de su madre, viviera y hubiese visto todo eso, no tardaría en asesinarlos a todos y borrarlos para siempre del linaje del Lobo Blanco. De ello, para su sorpresa, se había encargado el mismísimo zar de Rusia, quien tenía un enorme cariño y respeto por la fallecida condesa Kotelnikova, nieta de Michel de Gévaudan.

16 años, casi 17, y ha pasado por mucho a lo largo de su vida, la mitad desde una silla de ruedas en casa de su abuela materna. Rogó a todas las divinidades que aquella muchacha fuera feliz de ahora en adelante; ruegos que, presentía, serían escuchados al observar el comportamiento cómplice de ambos esposos.

"¡Bienvenida a casa, mi niña!", exclamó con serenidad mientras se acercaba a ella con los brazos extendidos.



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