Intentas dialogar con ellos
con pocas probabilidades de éxito
y a sabiendas del poco respeto que sienten
hacia los que les rodeamos.
Quieres agarrártelos a golpes,
pero la razón te lo impide
a ruegos y lágrimas vivas,
pidiéndote contener el coraje y la rabia.
Quieres mandar todo al demonio e
ignorar a la razón,
obedecer a los impulsos y
desatar todo el infierno consigo.
Porque a la gente cuadrada
se le canta el deseo de tener la razón
en cualquier pendejada nimia y absurda
que fácilmente tiene solución.
Porque a la gente cuadrada
le sabe mal que tú tengas algo que ellas no,
y se esfuerzan con usar la infamia
para justificar sus quejas.
Al carajo la gente cuadrada;
al carajo la razón;
al carajo todo y todos.
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