Lejana y cercana luna

Al refrescarme los medios en línea que un día como hoy, el 20 de julio de 1969, el hombre pisaba por primera vez la luna (recomiendo ver el reportaje fotográfico de National Geographic publicado hoy con fotos inéditas del viaje de Armstrong, Collins y Aldrin), se me ocurrió hacer un post sencillo sobre la luna en la poesía y el cine, mis dos ámbitos fundamentales de interés.

Por supuesto, será una muestra brevísima la que intentaré, pues la luna, en lo que respecta a la poesía, ha sido y es un tópico desde la antigüedad. Así comenzaré por citar un poema de Safo, la poetisa griega que por el año 570 a.C. escribió:

La luna se ha puesto,
y las Pléyades.
Es medianoche,
pasa el tiempo
y yo duermo sola.

Allí están los motivos que acompañarán la predominante relación poética con la luna hasta el presente: la contemplación, el tiempo y la soledad.

Sabemos de la presencia que la luna tuvo en la obra del poeta andaluz Federico García Lorca, tan propia de su atávica sensibilidad gitana, a la que acudió y defendió siempre. Su libro Romancero gitano contiene varias muestras, como en su "Romance de la luna, luna"; de él tres estrofas:

La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
(…)
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño déjame, no pises,
mi blancor almidonado.
(…)
¡Cómo canta la zumaya,
ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con el niño de la mano.


(Aquí el poema completo*)


En el poema está presente el carácter mítico-legendario, de tono ominoso, en el que la luna madre se lleva al niño, cargado con un matiz de belleza fantástica, además de la musicalidad propia.


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Fuente - License: https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0


Pero, tenemos que la luna no siempre ha sido tratada tan convencionalmente, como lo podemos ver en tres versos del poema "Luna de los amores", del poemario Lunario sentimental, del poeta modernista argentino Leopoldo Lugones, cuando dice:

La luna, abollada
como el fondo de una cacerola
enlozada.


(Aquí el poema completo*)


El carácter majestuoso de la luna, tan propio de la poesía del romanicismo, se quiebra aquí con esa incorporación de la ironía y lo cotidiano que se iniciará con el postmodernismo hispanoamericano de comienzos del siglo XX.

De donde derivará el poema –díscolo y mordaz– del poeta mexicano Jaime Sabines, que reproduzco completo a continuación:

La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es el mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que nadie lo sepa
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.

En este poema se continúa esa visión irreverente de la luna, que ya estaba en Lugones –y en el modernismo crítico del romanticismo–, con una ironía más punzante, que linda con el humor negro, en el estilo verbal del coloquialismo poético que se iniciara tímidamente en las segunda década del siglo XX en Latinoamérica.




También han sido muchas las apariciones de la luna como tema en el cine, desde sus orígenes como arte. Así, Georges Méliès, ese mago que inventó o descubrió el montaje (edición) cinematográfico, precisamente con su Viaje a la luna, de 1902, filme del que conocemos aquella famosa imagen:


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Fotograma de impresión coloreada a mano que se conserva de la película de 1902 de Georges Méliès Fuente


Aquí el filme completo*


Largo tiempo después, casi 80 años, Bernardo Bertolucci, de los más intensos e inteligentes cineastas europeos contemporáneos, el autor del polémico, en su tiempo, Tango en París, hace un filme inquietante, La luna, obra que me impactó por su visión dura y desgarrada, donde la luna es la metáfora de la doblez y la intensidad de las conductas .

Aquí el filme completo*


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Gracias por su lectura.


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