Friedrich Nietzsche, o el pensamiento intempestivo

El 15 de octubre de 1844 nacía en Alemania Friedrich Nietzsche, uno de los filósofos capitales y más influyentes en la cultura moderna y contemporánea de Occidente, en especial en esa tendencia del pensar y hacer cultural que se conoce como posmodernidad. El también filósofo y teórico de la literatura, Paul Ricoeur lo consideró entre los tres ”maestros de la sospecha”, al lado de Karl Marx y Sigmund Freud.


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Friedrich Nietzsche (1906), de Edward Munch - Fuente - Dominio público


No es mi interés ofrecer una biografía del autor de Humano, demasiado humano (la fuente citada arriba presenta una muy amplia y fundamentada síntesis de vida y obra). Sería muy complejo entrar a considerar el vasto pensamiento de Nietzsche y sus influencias, pues, además de su prolífica producción intelectual, abordó temas neurálgicos y sumamente arduos de tratar, como la moral, la ciencia, la historia, la cultura en general. Nietzsche es de esos autores al que muchos aluden y al que, en verdad, pocos han leído. He podido hacer a lo largo de un tiempo distendido de mi vida la lectura de libros claves de este autor, como El nacimiento de la tragedia, Más allá del bien y el mal, Así habló Zaratustra, La gaya ciencia

Quiero dedicar este post a facilitar y comentar brevemente algunos fragmentos de unos escritos suyos publicados póstumamente (1974), recogidos bajo el título El libro del filósofo, que estuvo preparando por mucho tiempo pero no publicó en vida. Son textos al modo fragmentario, como era su estilo, producidos entre 1872 y 1875, en los que vuelve sobre temas que ya había abordado, como el conocimiento, la verdad, la memoria, el arte, pero, con lugar destacado, sobre el lenguaje.


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Fuente


Primero, citaré fragmentos de temas varios, para luego centrarme en los relativos al lenguaje.

El hombre conoce el mundo en la medida en que se conoce a sí mismo, es decir, la profundidad del mundo se le desvela en la medida en que se asombra de sí mismo y de su propia complejidad.

En esa exacta reflexión se sintetiza esa relación de interrelación indispensable entre mundo e individuo de tan productiva significación (el escritor español Pedro Salinas la retoma en un ensayo de mediados del siglo XX). Ese asombro lo había indicado en otra hermosa frase del mismo libro: “El estremecimiento representa la mejor parte de la humanidad”.

Nietzsche privilegia lo sensorial frente a lo racional, sin negarlo. De allí estas frases:

En el conocimiento sensorial el hombre busca seguramente la belleza, transfigura el mundo. (…) ¿Qué queremos más allá de nuestros sentidos?

Esta es una de las bases de la disquisición de Nietzsche acerca del lenguaje, como veremos. Aquí junta nuestro autor lo sensorial y lo artístico, el punto de vista por el cual se nos complace el mundo contemplado. Esto está recogido de otro modo en otra parte:

Nuestra salvación se encuentra no en el conocimiento, sino en la creación. Nuestra grandeza está en la apariencia suprema, en la emoción más noble.

Únicamente quien pudiera considerar la totalidad del mundo como apariencia estaría en condiciones de contemplarlo sin deseos sin instintos.


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Foto propia - Fuente


Enfatiza Nietzsche el poder y la función de la apariencia, que luego llamará imagen. Y eso lo relaciono con la afirmación siguiente:

Lo total y completamente subjetivo es aquello en virtud de lo cual somos hombres.

Está en la actuación de nuestra sensorialidad e intuición lo que nos constituye. Es curiosa, entonces, una de las más hermosas expresiones de este libro, en las que Nietzsche parece tributar al maestro taoísta Chuan-Tzu:

El hombre en el mundo podría concebirse realmente como alguien procedente de un sueño que a la vez se sueña a sí mismo.

Sin embargo, y no en contradicción con este sentido, donde lo subjetivo alcanza su mayor apertura, como lo es el sueño, Nietzsche le da un valor especial a la memoria:

Posiblemente el hombre no puede olvidar nada.

(…) el hombre lleva consigo la memoria de todas las generaciones precedentes.


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Fuente


Y, entrando en el asunto del lenguaje, estas citas:

No conocemos cosas en sí y para sí, sino sólo sus imágenes sobre el espejo de nuestra alma. Nuestra alma no es más que el ojo, el oído, etc., espiritualizados. (…) Lo que nos atrae ha tomado primeramente vida en nuestro espíritu.

Toda palabra se convierte inmediatamente en concepto desde el momento en que no debe servir justamente para la vivencia original, única, absolutamente individualizada (…) Todos los conceptos surgen por igualación de lo desigual.

(…) las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son, metáforas ya utilizadas que han perdido su fuerza sensible, monedas que han perdido su imagen (…)

Como indicó el filósofo Michel Foucault en su libro Las palabras y las cosas, Nietzsche “inició la tarea filosófica de una reflexión radical sobre el lenguaje”. En estos breves fragmentos puede observarse esa visión radical (de raíz) que intentó poner al descubierto ese juego de ilusiones en los que la cultura ha caído, tratando de olvidar lo primero, es decir, el origen que está en lo sensible, en la apariencia, en la imagen.

Cuando leemos este texto de Nietzsche es inevitable recordar aquel cuento de Jorge Luis Borges, “Funes, el memorioso”. Les dejo un enlace por si quieren leerlo.

Una cita de Nietzsche para cerrar:

La verdad es incognoscible. Todo lo cognoscible es apariencia.


Referencias:

Foucault, Michel (1978). Las palabras y las cosas (9ª ed.). México: Fondo de Cultura Económica.
Nietzsche, Friedrich (1974). El libro del filósofo. España: Edit. Taurus.
https://es.wikipedia.org/wiki/Friedrich_Nietzsche


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Gracias por su lectura.


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