Volvemos a nuestra niñez
poder crecer rápido,
para asumir el rol de ser padres
y dejar de ser bebés,
porque veíamos sus vidas
llenas de logros
y nos parecía una enorme sencillez.
Queríamos poder tener
voz de mando
y ser independiente a la vez,
apresurar todo el proceso
de dejar de ser infantes
para convertirnos
en hombre y mujer.
Pero luego nos damos cuenta
de lo complicado
que la vida es,
todo lucia tan fácil
en nuestra mente,
pero ahora que crecimos,
vemos lo difícil que es.
Ahora deseamos
que nos quieran
y toda la atención poder tener,
pero la vida nos envuelve en ocupaciones
que no nos detenemos a ver, que la vida se nos va
y que atrás quedó nuestra niñez.
En nuestra infancia
podíamos ser tan libre
como el ave que vuela
sin rumbo tener,
éramos tan espontáneos
que todos aplaudían nuestra inocencia
y algunas travesuras también.
Ahora la invitación es,
vivir cada etapa sin apuros
y sin querernos detener,
los años van pasando
y con ellos damos pasos a la vejez,
allí se pintan ya las canas y de nuevo
volvemos a nuestra niñez.
