[+]
Ayer estuve en casa de mi hermana Conchita. Antes de salir hacia allá me acordé que ella tiene problemas con dos bombillos que no prenden. Parece que es problema de sócates. Uno de esos sócates lo compré yo recientemente y parece que ya se dañó. Me llevé una navaja multiuso y un poco de teipe.
Los cuartos sin luz eran una habitación que casi no se usa y el baño. Tiene cierto tiempo con el baño a oscuras. Quien lo usa debe dejar la puerta entreabierta para tener un poco de luz de la sala, algo inaceptable.
Saqué los dos bombillos y los probé, ambos funcionan. También probé si llega electricidad a los sócates, arrojando la prueba un resultado positivo. Estaba claro que los sócates estaban dañados. Traté de improvisar una reparación, pues no quiero comprar otro sócate para que se dañe a los tres días ni quiero gastar en un sócate caro, pues tengo la experiencia de que también se dañan.
Me molesta sobremanera las cosas que tienen una función simple y aún así no funcionan. Esta molestia me sirvió para intentar algo fuera de lo común, algo que yo no he visto nunca: Pegar el bombillo directo al cable, sin sócate. Me sorprendí de la facilidad con que lo pude hacer, ayudado por el hecho de que en el punto de iluminación el cable es un alambre muy duro. Lo enrollé alrededor de la rosca del bombillo y quedó bien agarrado, ése no se va a caer. Luego tomé el otro cable/alambre y lo doblé hasta que tocó el extremo superior del bombillo, cerrando el circuito. Ese cable es rígido, si nadie lo toca no se va mover de la posición en que yo lo puse.
Llamé a Conchita para que contemplara mi hazaña y se riera conmigo. Era horrible, pero completamente funcional. Ese "sócate" no se va a dañar y si se dañara sería muy fácil de reparar.
Es una solución extrema sólo recomendada para aquellos que, como yo, ya están hartos del gasto constante en bombillos y sócates. Es mi forma de combatir el canibalismo del que estamos siendo víctimas los más pequeños.
Me saca la piedra las cosas que no sirven, las cosas que son diseñadas para que no duren y se conviertan en una renta. Esta vez creo que le gané una a la industria de la Obsolescencia Programada.
Créditos del texto e imágenes: Amaponian Visitor (@amaponian)