La francesa Rosa Bonheur, y su aporte a la comunidad LGBTI
En esta ocasión solo me voy a referir a la francesa Rosa Bonheur también conocida como “ma boule ronde” cuya traducción es “mi bola redonda” apodo puesto por uno de sus amigos el dramaturgo y poeta español Leandro Eulogio Melitón Fernández de Moratín y Cabo. Quizás se debió a su contextura física y su cara redonda.
Rosa Bonheur como pintora, como artista se dedicó a un estilo realista centrándose en figuras e imágenes de animales. Su pasión por captar la esencia de los animales la llevo a practicar disecciones tal como lo hizo el gran Leonardo da Vinci, hasta estudiar zoología, anatomía animal y osteología animal en las universidades de la zona. Si rosa estuviera en estos tiempos la hubiésemos visto por los pasillos de nuestra Escuela de Zootecnia de la Universidad de Oriente.
Fuente
Rosa Bonheur se dedicó a promover la educación igualitaria en los años del 1850 lo cual era todo un desafío para el estamento social de la época. Hoy es muy normal que las mujeres vayan a clase de cualquier centro de formación y además que usen pantalones. Rosa se las ingenió para poder siempre usar pantalones. Ella tenía que ir a la policía a solicitar un permiso especial para poder usar pantalones. Así como lo están leyendo cada seis meses debía renovar el mencionado permiso. El argumento de que estaba siempre trabajando con animales le servía de excusa para logra su cometido. Estimadas amigas cada vez que usted se ponga un pantalón recuerde que las mujeres en la Europa de mediados del siglo 19 tenían que pedir permiso.
Rosa nunca escondió sus preferencias en materia de amor, estando profundamente enamorada de su primera pareja la cual conoció cando tan solo tenía 14 años de edad. Con Nathalie Micas mantuvo una relación hasta que la muerte las separo. Luego de 1899 mantuvo una relación sentimental con a estadounidense Anna Elizabeth Klumpke quien seria a la postre su heredera universal a la muerte de Rosa Bonheur.
Aunque sus pinturas no mostraban su actitud ante la vida y ante la sociedad de la época su frase soy demasiada marimacha” sirvió para que muchas mujeres tuvieran un despertar hacia la libertad de sus preferencias de género.
Bibliografía