PALABREANDO CONTRA-RELOJ. Mi mejor amigo

A mi mejor amiga la conocí cuando tenía 9 años, éramos vecinas de la misma urbanización, lógicamente a esa edad compartimos juegos y todo tipo de actividades deportivas, además asistimos a la misma escuela de educación primaria así que adicionalmente fuimos compañeras de estudios. Crecimos juntas, vivimos la adolescencia, los primeros amores, los cambios físicos, vecinas, compañeras de clase y amigas, para esa época juvenil en una ocasión donde proyectábamos el futuro realizamos una promesa, seriamos madrinas de nuestros primeros hijos, para transformarnos en comadres.

La vida continuó su inexorable camino, nos han pasado cosas a ambas, mas siempre hemos estado allí una al lado de la otra, una amistad de casi 50 años, soy la madrina de su única hija y ella es la madrina de mi único hijo, fui dama de honor en su matrimonio y su esposo padrino del mío. El destino nos ha aleteado con fuerza, recientemente enviudó, el Covid se llevó a su compañero de vida y no puede estar por razones obvias, también ella estuvo contagiada.

La comunicación la tenemos actualmente por internet, es mi gran apoyo, se fue a California mi ahijada trabaja allí, al quedar sola se la llevó, la extraño hasta el infinito y mas allá. Ella me ayudó a comprender la amistad sincera desde temprana edad, aunque he tenido y tengo otras amigas, siempre tiene un lugar privilegiado en mi vida. Somos muy diferentes en la forma de ser, en ocasiones antagonistas con los puntos de vista de un tema, pero hay algo más fuerte que nos ha impedido alejarnos hasta ahora, el afecto y la amistad como poder de unión de dos seres humanos que ni las diferencias, ni el tiempo, el espacio y las adversidades podrán separar.