[ESP] La Universidad y los estudios humanísticos/ [ENG] The University and humanistic studies/ [ITA] L'Università e gli studi umanistici

[ESP] ] La Universidad y los estudios humanísticos

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(Fuente: Auditórium Facultad de Humanidades y Educación: http://www.ucv.ve/)

     Pareciera una perogrullada reflexionar sobre la importancia de las humanidades en la formación académica universitaria, porque es implícita a la razón de ser de la universidad estar al servicio del desarrollo de seres humanos desde una perspectiva integral. De allí que hasta en las carreras llamadas “duras” existan, en la estructura académica, asignaturas humanísticas que permiten al estudiante universitario, no importa el nivel en que se encuentre, asumir un compromiso mayor con sus aprendizajes y que redunde en un mejor desempeño como persona, como individuo capaz de expresar sensibilidad ética y estética, y sobre todo, que contribuya a la formación de ciudadanos. Ciudadanos capaces de pensar, de pensar con los demás y de pensar, para parafrasear a Juan David García Bacca, pensar por cuenta propia, asumiendo la responsabilidad que ello acarrea. Donde se permita sin cortapisa la disidencia o, lo que es lo mismo, ejercer el derecho inalienable de pensar contrario a lo que otros piensan y poder expresar ese pensamiento viva voce, sin que por ello se sienta, en forma alguna, constreñido en el ejercicio de su libertad.

     Es menester, entonces que las opiniones contrarias no sean vistas como una actitud de amenaza sino como un ejercicio de racionalidad y tolerancia. Y son, precisamente, las humanidades las que posibilitan a la universidad el debate abierto, la formación de personas capaces de defender sus conocimientos, creencias, pero considerando los conocimientos, creencias y puntos de vista del otro. Por lo tanto, es tarea fundamental de la universidad transformar la academia en una comunidad humanista, donde el cultivo de la ciencia y la tecnología sea vista tan humana como cualquiera otra actividad desarrollada por el homo sapiens.

     Las posibilidades de desarrollo y reconstrucción del país es tarea de todos y en especial de las cátedras de humanidades, que deben abrir el espacio para la discusión en torno al modelo de país que queremos, sin eludir el debate abierto, la confrontación ideológica, la diversidad crítica y sus implicaciones éticas. En esta era del conocimiento y de las tecnologías de la información resulta un reto la formación humanista, porque su papel es dignificar lo humano a la par de los vertiginosos avances tecnológicos. La universidad es un espacio de formación científica, intelectual, y moral de una comunidad. Por lo tanto, deben estar encaminadas no sólo a la enseñanza de unos saberes particulares, sean estos tecnológicos o científicos, sino también, a la reflexión -desde las humanidades- sobre las consecuencias que puedan tener la aplicación acrítica y automática de esos saberes en la vida de los seres humanos. Los egresados de la universidad actual deben tener alta calificación, compromiso ético, independencia moral y flexibilidad de pensamiento. Y esto lo proporciona una sólida formación humanista.

     Ahora bien, ser humanista es identificarse, interesarse y defender la causa del ser humano. Humanista no es aquel que practica la erudición intelectual, mas bien, es una concepción y forma de vida basada en principios éticos y morales, como la pluralidad, la participación, la democracia, la solidaridad, en tanto elementos esenciales para el desarrollo pleno y como práctica para conseguir la paz y el progreso social. El énfasis que le ha estado imprimiendo la universidad del siglo XXI al desarrollo de competencias no puede significar que terminemos por formar individuos especialistas que no sean capaces de ver más allá del horizonte metodológico y teórico de disciplinas particulares, si esta línea de pensamiento termina por imponerse construiremos universidades tecnológicas que poco tienen que ver con lo que hasta ahora hemos tratado de dibujar, es decir un universitario capaz de poner en práctica competencias particulares sin olvidar que esa práctica debe estar al servicio de las mejores causas de la sociedad donde se encuentra inscrito.


[ENG] The University and humanistic studies
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(Source: http://www.metro.inter.edu/department/estudios-humanisticos/)

     It seems a truism to reflect on the importance of the humanities in university academic training, because it is implicit in the university's raison d'être to be at the service of the development of human beings from an integral perspective. Hence, even in the so-called "hard" careers, there are humanistic subjects in the academic structure, which allow the university student, no matter what level they are at, to assume a greater commitment to their learning and that results in a better performance as a person, as an individual capable of expressing ethical and aesthetic sensitivity, and above all, that contributes to the formation of citizens. Citizens capable of thinking, thinking with others and thinking, to paraphrase Juan David García Bacca, think on their own, assuming the responsibility that this entails. Where dissent is allowed without restriction or, what is the same, exercise the inalienable right to think contrary to what others think and to be able to express that thought viva voce, without feeling, in any way, constrained in the exercise of their freedom.

     It is necessary, then, that contrary opinions are not seen as an attitude of threat but as an exercise in rationality and tolerance. And it is precisely the humanities that enable the university to open debate, the formation of people capable of defending their knowledge, beliefs, but considering the knowledge, beliefs and points of view of the other. Therefore, it is the fundamental task of the university to transform the academy into a humanistic community, where the cultivation of science and technology is seen as human as any other activity developed by homo sapiens.

     The possibilities of development and reconstruction of the country is the task of all and especially of the humanities chairs, which must open the space for discussion around the model of the country we want, without avoiding open debate, ideological confrontation, diversity criticism and its ethical implications. In this era of knowledge and information technologies, humanistic training is a challenge, because its role is to dignify the human along with the vertiginous technological advances. The university is a space for scientific, intellectual, and moral training of a community. Therefore, they must be directed not only to the teaching of particular knowledge, be it technological or scientific, but also to reflection -from the humanities- on the consequences that the uncritical and automatic application of this knowledge may have in the life of human beings. The current university graduates must have high qualifications, ethical commitment, moral independence and flexibility of thought. And this is provided by a solid humanist training.

     Now, to be a humanist is to identify oneself, take an interest and defend the cause of the human being. Humanist is not one who practices intellectual scholarship, rather, it is a conception and way of life based on ethical and moral principles, such as plurality, participation, democracy, solidarity, as essential elements for full development and as practice to achieve peace and social progress. The emphasis that the 21st century university has been placing on the development of competences cannot mean that we end up training specialist individuals who are not capable of seeing beyond the methodological and theoretical horizon of particular disciplines, if this line of thought ends up being imposed We will build technological universities that have little to do with what we have tried to draw up to now, that is, a university student capable of putting into practice particular skills without forgetting that this practice must be at the service of the best causes of the society where it is enrolled.


[ITA] L'Università e gli studi umanistici

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(Fonte: http://studyvisa.com.pk/the-university-of-milan/)

     Sembra una verità lapalissiana riflettere sull'importanza delle discipline umanistiche nella formazione accademica universitaria, perché è implicito nella ragion d'essere dell'università essere al servizio dello sviluppo degli esseri umani in una prospettiva integrale. Quindi, anche nelle carriere cosiddette "dure", ci sono materie umanistiche nella struttura accademica, che consentono allo studente universitario, indipendentemente dal livello in cui si trova, di assumere un maggiore impegno per il proprio apprendimento e che si traduce in un migliore performance come persona, come individuo capace di esprimere sensibilità etica ed estetica e, soprattutto, che contribuisce alla formazione dei cittadini. Cittadini capaci di pensare, pensare con gli altri e pensare, per parafrasare Juan David García Bacca, pensare per conto proprio, assumendosi la responsabilità che ciò comporta. Dove il dissenso è consentito senza restrizione o, ciò che è lo stesso, esercitare il diritto inalienabile di pensare contrariamente a ciò che pensano gli altri e di poter esprimere quel pensiero viva voce, senza sentirsi, in alcun modo, costretti nell'esercizio della propria libertà.

     È necessario, quindi, che le opinioni opposte non siano viste come un atteggiamento di minaccia ma come un esercizio di razionalità e tolleranza. Ed sono proprio le discipline umanistiche che consentono all'università di aprire il dibattito, la formazione di persone capaci di difendere le proprie conoscenze, le proprie convinzioni, ma considerando le conoscenze, le convinzioni e i punti di vista dell'altro. Pertanto, è compito fondamentale dell'università trasformare l'Accademia in una comunità umanistica, dove la coltivazione della scienza e della tecnologia è vista come umana come ogni altra attività sviluppata dall'homo sapiens.

     Le possibilità di sviluppo e ricostruzione del Paese sono compito di tutti e soprattutto delle cattedre di scienze umane, che devono aprire lo spazio di confronto intorno al modello di Paese che vogliamo, senza evitare il dibattito aperto, il confronto ideologico, la critica alla diversità e la sua etica. implicazioni. In questa era della conoscenza e delle tecnologie dell'informazione, la formazione umanistica è una sfida, perché il suo ruolo è quello di dare dignità all'essere umano insieme ai vertiginosi progressi tecnologici. L'università è uno spazio per la formazione scientifica, intellettuale e morale di una comunità. Devono quindi essere rivolti non solo all'insegnamento di particolari saperi, siano essi tecnologici o scientifici, ma anche alla riflessione - a partire dalle discipline umanistiche - sulle conseguenze che l'applicazione acritica ed automatica di questa conoscenza può avere nella vita degli esseri umani. . Gli attuali laureati devono possedere elevate qualifiche, impegno etico, indipendenza morale e flessibilità di pensiero. E questo è fornito da una solida formazione umanista

     Ora, essere un umanista significa identificarsi, interessarsi e difendere la causa dell'essere umano. Umanista non è colui che pratica l'erudizione intellettuale, piuttosto, è una concezione e uno stile di vita basato su principi etici e morali, come pluralità, partecipazione, democrazia, solidarietà, come elementi essenziali per il pieno sviluppo e come pratica per raggiungere la pace e il sociale. progresso. L'enfasi che l'università del XXI secolo ha posto sullo sviluppo delle competenze non può significare che si finisce per formare persone specializzate che non sono in grado di vedere oltre l'orizzonte metodologico e teorico di particolari discipline, se questa linea di pensiero finisce per essere imposta. costruirà università tecnologiche che hanno poco a che fare con quello che abbiamo cercato di redigere fino ad ora, ovvero uno studente universitario capace di mettere in pratica competenze particolari senza dimenticare che questa pratica deve essere al servizio delle migliori cause della società dove è iscritto

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