a mi edad


Fuente

 

A mi edad hay días donde el tiempo vivido se hace presente con algún dolor que se instala sin motivo en la cintura, la cadera, las rodillas o un tobillo y que al otro día se va como por arte de magia haciéndome creer que estuve alucinando o que lo inventé porque necesitaba sufrir un poco.

A mi edad se me olvidan los nombres de algunas personas, les veo las caras, se quiénes son y a que se dedican pero el nombre no lo recuerdo, no era Pedro ni Roberto ni Matías. Sé que empezaba con M pero por más que me esfuerce el nombre no aparece hasta que de pronto y cuando dejé de hacer el esfuerzo llega a mi memoria. Se llamaba Mario.

Me ocurre lo mismo con las calles y los barrios. Los muy graciosos se ocultan, juegan a las escondidas conmigo pero, sólo es un juego porque en realidad no se fueron están allí y de repente aparecen gritando piedra libre.

A mi edad se camina por un sendero extraño, un sendero que es de ahora y parece de antes, donde lo de antes está pero no tiene uso. Es como una plancha a carbón, una radio a válvulas o una estufa a querosene, están pero no están.

A mi edad no me puedo subir a cualquier autobus, tengo que esperar a que pase uno más lento. Los rápidos no sé en qué estación paran, en cambio los lentos me dan la oportunidad de poder elegir.

A mi edad aprendí que siempre hay cosas para aprender. Son esas cosas que los más jóvenes no aprenden por falta de tiempo y a mí tiempo es lo que me sobra.

A mi edad se ve el mundo con otros ojos, con los ojos de aquel que tiene tiempo de mirar aquello que ve.

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
2 Comments
Ecency