Uno de mis hobbies favoritos es pasear por la ciudad y visitar sus lugares de culto religioso, entrar en ellos y rezar unos minutos por mi familia y amistades aunque más allá de mi creencia está la belleza de estos templos de Europa y concretamente de Málaga, entrar en ellos con guía te deja un conocimiento muy amplio de la historia de la ciudad y de la propia Europa, si la semana pasada me contaban que la ciudad cuenta con una de las catedrales más antiguas del continente europeo hoy me decían que la parroquia que visitaba esta tarde es de las primeras de la ciudad tras la reconquista cristiana a los árabes allá por el siglo XV, antes incluso de que los españoles pusieran un pie en América.
La Parroquia de San Juan Bautista, situada en Calle San Juan, muy escondida y difícil de encontrar si no vas con malagueños o andas medio perdida por la ciudad, de repente ves una torre enorme en una calle muy estrecha y encuentras una mina de arte en su interior y hasta en el exterior, por fin pude identificar a lo que aquí llaman arte mudejar y saber el por qué de su origen. Esta parroquia la mandaron construir los Reyes Católicos justo cuando conquistaron la ciudad de Málaga poco antes de que cayera el Reino de Granada, de hecho todo ocurre un poco antes de que llegaran a América los marinos españoles que después dieran nombre a todo lo que ahora es nuestro hogar, volviendo a Málaga y sus iglesias, esta se construyó en un barrio musulmán y construidos por ciudadanos de origen musulmán y que vivían en territorio cristiano a pesar de haber dominación islámica de la península.
El interior es precioso, arte por todas sus esquinas, muchísimas imágenes, que son las figuras talladas en madera que representan a los santos Apóstoles, a Jesucristo y a la misma Virgen María, se conservan en el templo para que puedan disfrutar de ellas sus visitantes, por cierto imágenes que durante la Semana Santa malagueña pasean por las calles en unos tronos impresionantes portados por ciudadanos voluntarios, de hecho suele haber listas de espera para portarlos, aquí no se es muy religioso pero las costumbres se siguen con mucho respeto. Merece la pena este paseo y el disfrute de cada centímetro de cada talla y de cada rincón de la iglesia.
