Existen muchos patrones dietéticos y entre ellos los que incluyen las carnes de animales de cualquier tipo y los que no las incluyen. Diferentes instituciones se han pronunciado en torno al consumo de alimentos de origen animal y vegetal.
Ya es conocido que la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer tomó una decisión y clasificó oficialmente, basada en evidencia suficiente, a las carnes procesadas como “carcinógena para los humanos” y a las carnes crudas, basada en evidencia limitada, como “probablemente carcinógena para los humanos”, con asociaciones positivas entre el consumo de carne roja y los cánceres de colon, páncreas y próstata. Esta decisión ha sido respaldada con publicaciones posteriores evidenciando la relación existente entre las carnes y el cáncer colorrectal, y la incidencia de otros tipos de cáncer como el de cabeza y cuello, del tracto aerodigestivo superior, pulmón, próstata, mama, esófago, estómago, vejiga, páncreas y linfoma no-Hodgkin, entre otros.
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La Academia de Nutrición y Dietética (antes Asociación Americana de Dietética) fijó posición argumentando que la proteína vegetal puede cumplir con los requisitos de proteínas cuando se consume una variedad de alimentos vegetales y se satisfacen las necesidades energéticas. La Academia de Nutrición y Dietética ha reafirmado y argumentado en posteriores comunicaciones la posición fijada.
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Por otro lado, las dietas basadas en plantas son más sostenibles desde el punto de vista medioambiental que las dietas ricas en productos animales, ya que utilizan menos recursos naturales y están asociadas a un daño medioambiental considerablemente menor.
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De esta forma los investigadores desarrollaron un Índice Nutricional de Salud que convirtió esa información en minutos de vida perdidos o ganados por cada porción de cada alimento consumido. Por ejemplo, descubrieron que comer un "perro caliente" ("hot dog") le cuesta a una persona 36 minutos de vida "sana". En comparación, descubrieron que comer una ración de 30 gramos de frutos secos y semillas proporciona una ganancia de 25 minutos de vida saludable, es decir, un aumento de la esperanza de vida de buena calidad y libre de enfermedades.
Para dar una idea del índice nutricional, muestro la siguiente figura que elaboré con información de Jolliet & Stylianou (2021). Por una parte, se ubica en una gráfica la huella de carbono en unidades de kilogramos de dióxido de carbono equivalente versus los minutos de vida saludable ganados (con valores positivos) o perdidos (con valores negativos). Por otra parte, hay tres zonas en colores que van desde el verde hasta el rojo, un alimento ubicado en verde es beneficioso para la salud humana y deja una baja huella medioambiental, mientras que para uno ubicado en rojo el impacto es todo lo contrario.
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