La Señora que no podía llorar (Relato corto)

Feliz tarde, amigos de Hive. Los saludo con cariño, deseando con todo mi corazón que se encuentren bien. Hoy quiero compartir con ustedes una historia aleccionadora. Espero que sea de su agrado.

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Alicia es una mujer que intimida a todos sus familiares y vecinos. Todo el que la conoce sostiene que es tan fuerte como un roble. A pesar, de atravesar situaciones muy difíciles, siempre se ha mantenido serena; tanto así que muchos se han atrevido a afirmar que Alicia no tiene sentimientos. Ninguna tragedia que ha vivido la ha hecho llorar, al menos nadie la ha visto derramando lágrimas.

La personalidad de Alicia, ha generado controversias en el sector donde vive. Ella se esfuerza por tratar bien a sus vecinos y ayudar a quienes puede. No obstante, muchos la rechazan, la critican y la señalan de ser una insensible. Ella está al tanto de todos esos comentarios fuera de lugar, pero aún así siempre está presta a ayudar a quien lo necesite.

Todo este cúmulo de comentarios negativos hacia Alicia se incrementaron, cuando su hijo menor falleció en un accidente de tránsito. Los vecinos al enterarse de esta tragedia, se enfocaron más en como iba a reaccionar la mujer que ellos etiquetaron como insensible, que en dar una palabra consuelo. Llenos de prejuicios, llegan al funeral y allí ven a Alicia. Estaba sentada conversando con algunos familiares pero en ningún momento la vieron llorando. Muchos pensaron ¡seguro que cuando vea que estén enterrando a su hijo si va a llorar!, pero para su sorpresa Alicia no derramó ni una sola lágrima.

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Cabe destacar, que muchas de estas personas nunca iban a los entierros; no obstante fueron a este, solo para ver si Alicia por fin demostraba que tenía sentimientos. Cuando la vieron con una mirada perdida en el cementerio, todos estaban esperando el llanto de una madre que acababa de enterrar a su hijo, pero ese llanto anhelado por muchos, no llegó.

Esta situación hizo que los vecinos corroborarán su premisa de que Alicia no solo era insensible, sino que era una mala madre. Repitieron tanto ese razonamiento que los niños del sector comenzaron a tenerle miedo a Alicia. A los más pequeños los asustaban en casa, diciéndoles, si no te comes la comida te dejo con Alicia. Ella es un monstruo, nada le afecta; es capaz de hacerte daño porque es muy mala. Los niños aterrados fueron creciendo con esa idea.

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Una niña llamada Karen, fue una de las víctimas de toda esa ola de comentarios destructivos que se levantó en el sector contra Alicia.
Pero Karen, tenía una mejor visión de las cosas que pasaban a su alrededor. Ella le preguntó a su mamá ¿por qué si Alicia es una insensible nos permite cargar agua desde su casa cuando no nos llega por la tubería? ¿por qué visita a los enfermos y les recomienda algunas plantas medicinales y hasta se las lleva a su casa? "Eso es para aplacar su conciencia, así la tendrá de contaminada", le respondió su mamá.

Karen no quedó convencida con eso, así que cuando le tocó cargar agua de la casa de Alicia, se llenó de valor y le preguntó: Sra Alicia ¿por qué usted no tiene sentimientos? ¿por qué no lloró cuando murió su hijo? Alicia le respondió: "Eres la primera persona que me pregunta eso, hija, yo sufro del Síndrome de Sjödren; mis glándulas productoras de líquidos como: saliva, lagrimas y secreciones nasales no funcionan. Por eso no puedo llorar, pero mírame las piernas, siempre están así de hinchadas y los brazos casi no los puedo levantar; porque aunque no produzco lagrimas, mi cuerpo llora por mí y créeme es bastante doloroso". Karen le dijo: "Y ¿por qué no le cuenta eso a los vecinos que hablan tan mal de usted?". Alicia le respondió: "Hija, no me lo han preguntado y quizás ni me crean".

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Ante tal respuesta, Karen comenzó a llorar, porque cuando Alicia le contó eso, ella pudo percibir el dolor de Alicia en su voz, en su mirada, en sus gestos. Alicia la consoló y la abrazo. Karen salió corriendo a contarle a su mamá lo que había ocurrido, pero su mamá no le creyó. Le dijo: "Que síndrome nada, eso es un invento". Karen hizo todo lo que pudo para que los vecinos dejarán de ver a Alicia de forma tan negativa, pero su esfuerzo fue en vano. Muchos no entendieron y tampoco se tomaron la molestia de investigar; siguieron siendo esclavos de una ignorancia oceánica que hasta el día de hoy vive entre ellos.

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Karen comprendió que no todo es lo que parece y que hay personas que aún teniendo pruebas y argumentos convincentes no cambiarán, porque lo que prevalece en sus corazones es maldad. Solo entenderán aquellos que tienen bondad en su alma. Desde aquel entonces Karen y Alicia se hicieron grandes amigas.

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