Las letras viven en desorden dentro de mí trantando de darse sentido a ellas mismas, no a mí, no a mi mente, no a mi alma. Las letras están vivas dentro de mí, tienen su propia mente, su propia alma, están conflicto entre ellas y en el transcurso de un segundo la armonía es infinita, pero ese segundo es más largo que la mirada de dos amantes y el adios que no se quiere dar.
Ese adios es una herida que nunca sana y se mantiene sangrando eternamente, ahogándonos hasta que aprendemos a respirar debajo de la sangre, creamos una nueva vida teñida de rojo, una nueva vida que no lo es, que es solo un engaño creado por nosotros mismos para no aprender a nadar, para no aprender a vivir de nuevo, para no dejar ir algo que es posible nunca llegáramos a tener, aunque tengamos la certeza de que siempre nos tuvieron a nosotros.
Querer pertenecerle a alguien solo es igualado por el hecho de tener una bomba incrustada dentro del pecho sabiendo que explotará en algún momento, destruyendo todo a nuestro alrededor. Solo quiero ser de ti, pertenecerte, ser la alfombra con la que te limpies la suela de los zapatos y el lugar donde colocas tu cepillo de dientes todas las noches antes de ir a dormir, no quiero que me conozcas, solo no me deseches, úsame, quiéreme en tu monotonía, mientras eres feliz con alguien más.
Las letras viven en caos dentro de mí, son letras que no me pertecen, son significados robados de los ojos de otras personas, del beso de una pareja frente a mí y la lágrima que toma vida dentro de mi corazón queriendo salir, letras convertidas en personas que me destruyen buscando formar su propia vida.
Observo dentro de mí y las estrellas del cielo me devuelven la mirada, me sonríen y después me apuñalan, clavan sus agarras afiladas donde antes existías tú, donde yo quería pertenecerte, explotan la vida de sangre que creó tu despedida, respiro de nuevo, logro llorar y con un grito sonrío, sabiendo que me volveré a enamorar. Adios.
The letters live in disorder inside me trying to make sense to themselves, not to me, not to my mind, not to my soul. The letters are alive inside me, they have their own mind, their own soul, they are in conflict with each other, and in the course of a second the harmony is infinite, but that second is longer than the look of two lovers and the goodbye that they don't want to say.
That goodbye is a wound that never heals and keeps bleeding eternally, drowning us until we learn to breathe under the blood, we create a new life tinged with red, a new life that is not, that is only a delusion created by ourselves to not learn to swim, to not learn to live again, to not let go of something that we may never have had, although we are certain that they always had us.
Wanting to belong to someone is only matched by having a bomb embedded inside your chest knowing that it will explode at some point, destroying everything around you. I just want to be yours, to belong to you, to be the carpet with which you clean the soles of your shoes and the place where you place your toothbrush every night before going to sleep, I don't want you to know me, just don't discard me, use me, love me in your monotony, while you are happy with someone else.
The letters live in chaos inside me, they are letters that don't belong to me, they are meanings stolen from other people's eyes, from the kiss of a couple in front of me and the tear that comes to life inside my heart wanting to come out, letters turned into people that destroy me looking to form their own life.
I look inside me and the stars in the sky look back at me, they smile at me and then stab me, they stab their sharp grips where you once existed, where I wanted to belong to you, they explode the life of blood that created your goodbye, I breathe again, I manage to cry and with a cry I smile, knowing that I will fall in love again. Goodbye.
