Tus palabras te salvan. Supera la negatividad

Saludos querida gente de este Hivemundo. Esta es mi primera publicación en la magnífica comunidad @holus-lotus y eso me alegra y me emociona. El tema que les traigo a continuación tiene que ver con cómo nuestro cerebro procesa ciertas emociones y cómo podemos revertir las emociones negativas con nuestras palabras y pensamientos de bienestar y reafirmación positiva. Empecemos.

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TUS PALABRAS TE SALVAN

¿Sabías que las palabras pueden generar respuestas biológicas en nuestro cuerpo? Seguramente has escuchado o leído sobre el poder de las palabras en nuestra vida, y tal vez pienses que ese poder es asunto netamente psicológico o espiritual. La neurociencia ha permitido demostrar que las palabras y los pensamientos actúan directamente en nuestra química corporal y en nuestra biología. Para entender mejor cómo funciona esto, es necesario conocer un poco sobre algunos procesos del cerebro.

Nuestro cerebro primitivo


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Cuando percibimos algún tipo de estímulo sensorial esa información es recogida por el tálamo, éste lo dirige a la parte correspondiente (auditivo, visual, olfativo, etc.) del neocórtex (cerebro pensante) allí la información es procesada y luego (entre otras acciones desencadenantes) llega a la amígdala, que básicamente se encarga de gestionar nuestras emociones y las respuestas hormonales correspondientes.

Sin embargo, estudios recientes han comprobado que la información enviada por el tálamo llega también por otra vía (un atajo) a la amígdala, de modo que antes de que nuestro cerebro pensante procese todo aquello ya la amígdala cerebral ha recibido la información y probablemente ha secuestrado nuestra reacción.

Como ya se dijo, la amígdala cerebral es un centro de regulación emocional. Siempre está buscando posibles amenazas, peligros, elementos o circunstancias que generen miedo. De acuerdo a la intensidad del peligro, manda señales al cuerpo para colocarlo en estado de alerta, para protegernos, o prepararnos para el ataque o la huida o simplemente responde paralizándonos.


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Cuando eso pasa se produce una descarga de noradrenalina, la hormona del estrés, que genera “incremento en la tasa cardiaca, frecuencia respiratoria, presión sanguínea, liberación de más hormonas del estrés, inmovilización conductual, hiperreflexia, entre otros”1

Pero hay algo muy interesante, también descubierto por la neurociencia. El tálamo recibe y procesa tanto estímulos provenientes del mundo exterior como del interior de nuestro cuerpo. No sabe distinguir entre estímulos provenientes de la realidad o del pensamiento y la imaginación. Así cuando imaginamos, recordamos o pensamos en algo desagradable y negativo el tálamo lo procesa del mismo modo como si procediera de la realidad exterior, de tus sentidos. Para él eso desagradable que pensaste, que escuchaste o que leíste te está pasando y ¿qué crees? Se activa también nuestro cerebro primitivo, preparándonos para la huida y la supervivencia.

El círculo de negatividad

Nuestro cerebro detecta y clasifica el lenguaje que usamos o decodificamos para determinar si debe protegernos y enviar las respuestas neuronales y hormonales de alarma a todo el organismo. Las palabras negativas activan nuestra amígdala y desatan una descarga de hormonas del estrés. Aquí comienza una cascada de reacciones, y , entre otras cosas, hace que los centros cognitivos de razonamiento lógico de nuestro pensamiento se apaguen. Dejamos así de pensar con claridad.

No importa si esa palabra la escuchaste de boca de otra persona, si la leíste en algún texto o en alguna red social, o si es pronunciada por ti. Incluso si no las pronuncias con tus labios, si sólo son palabra saltando en tu mente, si son negativas pueden llegar a producir el mismo efecto.

La razón es primitiva, el ser humano por milenios aprendió que en situaciones de alarma, de peligro, debe centrar toda su atención en defenderse de dicho peligro, en la supervivencia y/o en la huida. No es momento de reflexionar ni divagar. Bueno, este mecanismo de defensa se activa ante palabras negativas o agresivas de la misma forma como lo hace ante una situación de peligro real. ¿Se acuerdan del Tálamo? Aquí entra él secuestrando tu cerebro pensante.

Y para completar el cuadro, se activan centros cerebrales que tratan de predecir resultados negativos o posibles peligros (todo para darnos una mayor oportunidad de supervivencia) llevándonos a fantasear con situaciones catastróficas, generando nuevas imágenes y nuevas palabras negativas en nuestra psiquis.

Lo que nos lleva al principio, seguimos activando la amígdala del cerebro, nos enredamos en un bucle sin fin de pensamientos negativos quE nos hacen sentir mal y generan nuevos pensamientos negativos, estrés, preocupación,angustia y ansiedad. Cuando esto se repite día tras día, en nuestro cerebro se generarán cambios a nivel funcional y estructural.

Tú eres tu más profundo deseo


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¿Qué hacer para cortar ese círculo vicioso de negatividad? Interrumpir la actividad de la amígdala. Así como nuestro cerebro y nuestro organismo reaccionan ante las palabras y los pensamientos negativos también lo hace ante los pensamientos y palabras positivas.

De modo que en un momento de angustia, estrés o negatividad,decir o decirnos palabras positivas contribuirá a calmar nuestra amígdala, se producirá el efecto contrario, romperemos el ciclo de negatividad.

Por ejemplo, podemos decirnos frases como: "sí soy capaz", "aunque sea difícil, lo lograré", " todo va a salir bien", "la vida siempre me sonríe". Elabora las frases positivas que te sirvan a ti para calmarte y ponerte en una mejor disposición ante la vida y ante las situaciones estresantes.

Los pensamientos positivos pueden cambiar tu realidad, ya que amplían el repertorio de pensamientos y de acción para gestionar mejor las crisis. Al escuchar palabras positivas nuestro cerebro segrega dopamina, la ansiedad se reduce, experimentamos una regulación emocional, el cuerpo se relaja y se alivia la tensión muscular, el cerebro cambia completamente y en lugar de paralizarnos, defendernos o huir, razonamos y podemos actuar en consecuencia.

El poder de las palabras


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Y lo mejor es que no tienes que esperar que cambie la situación en tu entorno, tú puedes activar este mecanismo de bienestar en cualquier momento o lugar que desees. No tienes que esperar esas condiciones ideales que piensas deben existir para sentirte bien y ser feliz. Tú tienes el poder. El poder del pensamiento y el poder de la palabra.

Usando el lenguaje positivo, bien sea pensado o hablado,podemos cambiar nuestra biología y nuestro cerebro para que se activen los
mecanismos que nos impulsan a actuar, ya que se estimulan los lóbulos frontales que a Su vez activan áreas corticales motoras que nos llevan a la acción, a movernos, a actuar.

Tal vez pienses que es imposible o demasiado difícil tener en control tus emociones, sentimientos y pensamientos; pero sí tienes el control de tu lenguaje. Puedes decidir que palabras utilizar. Al repetir afirmaciones positivas éstas serán tomadas por tu cerebro
como una realidad. Con tus palabras puedes dirigir tú esos cambios que deseas y que
necesitas en tus emociones, pensamientos y tu entorno. Ese es el poder de la palabra.

Detén el autosaboteo


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Pero es muy importante que una vez que elabores y repitas tus afirmaciones positivas procures no dudar de ellas, ni cuestionarlas, ya que estarás anulando su poder.

Seguramente te sucederá o ya te ha sucedido que una vez que decides
estar bien y enunciar alguna frase positiva como “Soy una persona capaz. Estoy a salvo. Todo va a estar bien”, salta tu yo tóxico y te contradice, “pero cómo que estás bien, no ves que todo es un desastre, todo está mal, esto te supera, olvídalo” y de nuevo te paralizas y vuelves al ciclo de negatividad. Resulta que tu cerebro, ante la contradicción y “por si las dudas”, decidirá protegerte del peligro y de nuevo activará su mecanismo de defensa.

¿Que es muy difícil? Tal vez, pero no imposible. ¿Cuál, entonces, es la clave para lograrlo?. Se trata de
entrenar nuestros pensamientos, nuestra mente, nuestro cerebro. Sí, como cuando vamos al gimnasio a entrenar nuestros músculos. Solo necesitamos entrenar nuestra voluntad y sobre todo nuestra atención para colocarnos en un mejor estado mental, emocional físico y espiritual. Para lo cual la meditación y la respiración consciente serán nuestras principales aliadas.

La clave para que nuestras afirmaciones positivas sean efectivas está en repetirlas a diario, con convicción, con honestidad, creando el hábito y centrando nuestra atención en lo positivo y no en lo negativo. Debemos ser capaces de aludir los pensamientos negativos.


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Consejos finales

  1. Crea tus propias afirmaciones positivas. Escríbelas. Tenlas a mano. Si puedes memorízalas. Que sean sencillas, cortas y significativas a tu realidad particular. Que puedas repetir frecuentemente con facilidad.

  2. Practica la meditación y/o la respiración consciente para aprender a enfocar tu atención y evitar el auto-saboteo. Empieza con cinco o diez minutos diarios y verás sus beneficios muy pronto.

  3. Establece una rutina. Tomate un momento del día para conectarte con tus pensamientos positivos. Si es posible todos los días. Al despertarte es un buen momento.

  4. Muévete. Una vez que empieces a salir del ciclo de negatividad, aprovecha el impulso y actúa en consecuencia con el estado de bienestar que deseas y que te estás procurando.

  5. Si sientes que todo iba muy bien pero de pronto algo te devolvió a ese estado de negatividad, no te des por vencido/a, regresa a tus palabras positivas. Si lo necesitas, busca otras. Recuerda que es como un entrenamiento, cada día cuenta.

Ahora que tienes algo de información extra sobre cómo puedes empezar a transformar tu realidad con tus palabras y pensamientos, te invito a ponerlo en práctica, sal de ese círculo de negatividad y ayuda a alguien que conozcas que necesite salir de uno. Si todos tomamos conciencia del poder de nuestras palabras y pensamientos positivos, tal vez hagamos de este un mundo mejor.

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Hasta aquí este post, espero que haya sido de tu agrado y utilidad, si es así déjamelo saber con un comentario.

Las imágenes las obtuve de las siguientes fuentes:

Imagen 1

Imagen 2

Imagen 3

Imagen 4

Imagen 5

Imagen 6

La información sobre este tema puedes ampliarla o profundizarla en las siguientes páginas:

Mindful Science

Psicoactiva.com

deepackchopraesp.blogspot.com

Nos seguimos leyendo. Hasta un próximo post.

Isa Maroon


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