El famoso escritor Ernest Hemingway en su galardonada novela Por quién doblan las campanas inicia su narración con un epígrafe de John Donne que dice:
Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra, toda Europa queda disminuida, al igual que si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia; la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y, por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas; doblan por ti.
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Particularmente, adoro esta cita porque a través de ella se nos explica a cabalidad que cada uno de nosotros estamos conectados; todos estamos conectados con cada persona, elemento, cosa y en resumen existencia del universo. Aquellos que piensan que su vida transcurre en soledad y que son islas a las que no les afecta nada de lo que sucede a su alrededor, déjenme decirles que están cayendo en un grave error. El hambre y la pobreza en el mundo nos afecta a todos, las guerras, enfermedades, matanzas y destrucción de la naturaleza nos perturba y destroza a todos y, para muestra de ello tenemos esta pandemia que se inició en un pequeño poblado y que rápidamente sacudió el planeta entero demostrando que estamos interconectados.
Este siglo trajo consigo grandes adelantos tecnológicos y ciertamente ante nuestros ojos la realización de la gran aldea global y la bid data, pero para qué nos sirve todo esto, en la actualidad nosotros pasamos a ser un código criptográfico más, un número en la gran estadística de los poderosos que dominan la tierra. Hoy conversando con mi esposo lamentábamos que en nuestro país aumente cada día el índice de niños abandonados y una de las cosas a las cuales hacíamos referencia es justamente al termino en el cual se habla de ellos en la prensa y las redes, cómo un índice, un número que define y clasifica estas vidas como parte de una gran estadística y nada más, cuántas vidas se van a la basura o son descartadas antes de nacer porque sus padres no han creído en que ellas son parte de la suya propia. Cada niño en situación de calle, cada niño que muere bajo cualquier circunstancia disminuye nuestra existencia.
El hambre y las enfermedades en los países más pobres del mundo cuenta en sus estadísticas con un mayor número de muertos que las guerras a lo largo de los años, pero esas vidas convertidas nuevamente en un número son olvidadas y a nadie le interesan y, nuevamente disminuye la vida en el planeta. Mientras esto sucede las grandes corporaciones gastan un capital absurdamente gigante en viajes al espacio en busca de nuevos planetas para colonizar; mientras nadie apuesta a invertir en sanar y salvar nuestra actual casa común llamada Tierra. Observar, como las personas hoy se preocupan más por su apariencia física externa, por mostrar las riquezas materiales que poseen mientras su pobre espíritu se muere me disminuye como ser humano, debido a que cada una de esas vidas egoístas aporta destrucción y muerte.
En mi familia nos hemos negado a ser un número más, una estadística más, vivimos conectados con nuestro entorno, optamos por lo natural y el uso de las tecnologías está limitado a lo que es una herramienta más no una prioridad, el ahorro energético es una de nuestras metas, el no abusar de los recursos naturales, nuestra campaña de solidaridad con los más necesitados, especialmente a quienes se han convertido en índices de violencia y muerte, formo parte de un grupo que apoya a las mujeres víctimas de la violencia de género, lucho por la igualdad de derechos, la vida y la familia. Mi esposo es un ambientalista comprometido con la vida de cada especie en el planeta, es de esos que se encadenan a los ancianos arboles de las avenidas para que no los corten mientras les explica a los transeúntes la importancia de la vida natural.
Fuente: @emimoron. Cocinando a la leña para la familia
Fuente: @emimoron. Saliendo temprano a trabajar la tierra
Todos estamos conectados, esto es algo que no debemos olvidar y si partimos de esa premisa lograremos entender el verdadero significado de la vida que se basa en la filosofía del amor y servicio, le debemos una factura muy grande al planeta por los años de abuso y destrucción nos debemos siglos de paz y conciencia espiritual. Hoy agradezco de estos espacios en la plataforma de Steemit justamente a través de las redes para poder crear conciencia y despertar el espíritu de quien aún piensa que está solo en el planeta.
Fuente: @emimoron. Mi esposo y yo en el Radio Maraton anual pro fondos para la Cruz Roja
La vida es realmente hermosa cuando descubres que todos estamos conectados y que su sentido se encuentra en el amor y el servicio. Se les quiere un abrazo grande
