Vivimos en un tiempo de grandes incertidumbres. Ni siquiera podemos confiar plenamente en los conocimientos de las ciencias. Las estadísticas pueden usarse para afirmar o negar los mismos hechos. Y en muchos sentidos no sabemos en quien creer o confiar.
Esa incertidumbre rodea todo lo que tiene que ver con el cambio climático. Algunos sostienen su existencia y no solo eso, sino que plantean que estamos en un nivel de irreversibilidad, casi a punto de una tragedia de dimensiones apocalípticas. Otros, por el contrario, no ven la realidad de dicho problema, se limitan a decir que lo relativo al calentamiento global solo son habladurías de personas mal intencionadas.
Como no tiene mucho sentido apoyarse en estadísticas que al final siempre van a ser cuestionadas, me voy a limitar a hacer mi comentario sobre la base de mi experiencia y de los cambios que voy viendo en el medio donde vivo.
Tengo casi treinta y cinco años viviendo en el mismo sector, una zona al pie de las montañas. En mi zona hay personas que llegaron hace más de sesenta años, así que tenemos alguna base para apreciar cómo ha variado nuestro ambiente.
Para mí es indudable la presencia de los cambios. En el momento en que llegué a este sitio una de las cosas que me llamaba la atención era la neblina. Durante casi todo el año era posible ver neblina en las montañas cercanas, incluso durante los meses del verano cuando el calor tiende a ser mayor.
Desde hace unos cuantos años la neblina fue desapareciendo y son pocas las veces en que podemos verla. Ese sin duda es un indicador de cómo han cambiado nuestras condiciones. Puede ser que el ejemplo no sea extensible a escala global, pero sí es una muestra de que el estilo de vida afecta las condiciones climáticas.
En los últimos años también hemos podido apreciar otro tipo de cambios relacionados con el clima. A veces la temporada de lluvia se extiende más de la cuenta produciendo inundaciones de diferente magnitud y otras veces la sequía ha durado casi todo el año.
Este es un asunto que conversamos mucho mi esposa y yo, y ambos estamos de acuerdo en que son situaciones nuevas. Cuando hablo con vecinos de los primeros que llegaron al sector ellos también dan fe que el clima ha cambiado mucho, incluso llegan a decir “que se ha vuelto loco”.
Este año, por ejemplo, hemos tenido una temporada fría completamente desacostumbrada. Lo normal para nosotros era que los días fríos duraran hasta mediados de febrero, estamos en el mes de abril y todavía el termómetro ha llegado a marcar quince grados en horas de la madrugada. Lo normal para nosotros era una temperatura cercana a los 22 grados en la madrugada y hasta 35 durante el día.
Esos indicios son la base para que esté de acuerdo con los que sostienen que sí tenemos el clima alterado, con todas las consecuencias que eso pueda tener. No pongo en duda problemas serios como el derretimiento de los glaciares y el aumento de las zonas desérticas.
Pienso que el problema climático está relacionado con el estilo de vida de la sociedad actual. Nuestros modelos económicos se basan en un consumo desmedido, y a veces en un derroche de recursos de todo tipo. Eso tiene que impactar de modo desfavorable el medio ambiente, puesto que se produce deforestación, cambios de usos de las tierras, envenenamiento de las aguas y otro tipo de problemas que pueden alterar el clima.
No sé si nuestro planeta habrá llegado al límite de lo que puede procesar, pero no podemos mirar indiferentes todo el deterioro que vamos creando cada día.
Hay cuestiones que realmente escapan de nuestras manos. Poco podemos hacer por ejemplo, para frenar las contaminaciones creadas por los aviones a reacción o los cohetes que se lanzan al espacio.
Pero debemos tomar en cuenta que somos casi ocho billones de personas las que habitamos nuestro planeta y si cada uno hace una pequeña contribución es mucho lo que podremos lograr para por lo menos frenar los cambios climáticos.
Todos podemos estar pendientes de gastar menos agua, de no usar los calentadores o los aires acondicionados a menos que sea estrictamente necesario, de este modo ahorramos electricidad o derivados del petróleo. También podemos organizarnos para darle un uso más racional a nuestros automóviles. Es muy común ver a una persona por vehículo y creo que si nos ponemos de acuerdo con nuestros conocidos, familiares y amigos, pudiera lograrse hacer algunos viajes en conjunto, disminuyendo el consumo de combustible y reduciendo las emanaciones contaminantes.
Otro asunto que también pudiéramos hacer es alargar la vida útil de nuestros cachivaches tecnológicos, no cambiarlos solamente por la aparición de la versión más reciente, sino cuando en realidad veamos que dejaron de cumplir sus funciones. Eso aplicaría también para nuestra indumentaria. Pienso que si tomamos conciencia de la necesidad de generar menos basura nos daríamos cuenta que sí está en nuestras manos poder hacer algo.
Nos hemos acostumbrado a vivir con muchos bienes innecesarios, que requieren para su elaboración de una gran cantidad de recursos, algunos no renovables. Si lo pensamos bien pudiéramos llegar a la conclusión que bien vale la pena sacrificar un poco de confort con tal de alargar la vida de nuestro planeta. Un favor que le haríamos a las generaciones venideras.
Gracias por tu tiempo.
We live in a time of great uncertainties. We cannot even rely fully on the knowledge of the sciences. Statistics can be used to affirm or deny the same facts. And in many ways we don't know who to believe or trust.
That uncertainty surrounds everything to do with climate change. Some maintain its existence, and not only that, but also argue that we are at a level of irreversibility, almost on the verge of a tragedy of apocalyptic dimensions. Others, on the contrary, do not see the reality of this problem, and limit themselves to saying that global warming is only the talk of ill-intentioned people.
Since it does not make much sense to rely on statistics that in the end will always be questioned, I will limit my comments to my own experience and the changes I see in the environment where I live.
I have lived in the same area for almost thirty-five years, an area at the foot of the mountains. In my area there are people who arrived more than sixty years ago, so we have some basis for appreciating how our environment has changed.
For me, the presence of change is undeniable. At the time I came to this place one of the things that caught my attention was the fog. During most of the year it was possible to see fog in the nearby mountains, even during the summer months when the heat tends to be higher.
Since a few years ago the fog has been disappearing and there are few times when we can see it. That is certainly an indicator of how our conditions have changed. The example may not be extensible on a global scale, but it is an example of how lifestyle affects climatic conditions.
In recent years we have also seen other types of weather-related changes. Sometimes the rainy season is overextended, producing floods of varying magnitude, and other times the drought has lasted almost the whole year.
This is an issue that my wife and I discuss a lot, and we both agree that these are new situations. When I talk to neighbors who were the first to arrive in the sector, they also attest that the climate has changed a lot, they even say that "it has gone crazy".
This year, for example, we have had a completely unaccustomed cold season. What was normal for us was that the cold days lasted until mid-February, we are in the month of April and the thermometer has still reached fifteen degrees in the early hours of the morning. The normal for us was a temperature close to 22 degrees in the early morning and up to 35 during the day.
These indications are the basis for me to agree with those who maintain that we do have an altered climate, with all the consequences that this may have. I do not question serious problems such as the melting of glaciers and the increase of desert areas.
I think that the climate problem is related to the lifestyle of today's society. Our economic models are based on excessive consumption, and sometimes on a waste of resources of all kinds. This must have an unfavorable impact on the environment, with deforestation, changes in land use, water poisoning and other problems that can alter the climate.
I do not know if our planet has reached the limit of what it can process, but we cannot look indifferently at all the deterioration we are creating every day.
There are issues that are really out of our hands. There is little we can do, for example, to stop the pollution created by jet planes or rockets launched into space.
But we must take into account that we are almost eight billion people who inhabit our planet and if each one of us makes a small contribution, we can do a lot to at least slow down climate change.
We can all be aware of wasting less water, not using heaters or air conditioners unless it is strictly necessary, thus saving electricity or petroleum derivatives. We can also organize ourselves to make a more rational use of our cars. It is very common to see one person per vehicle and I believe that if we agree with our acquaintances, family and friends, we could make some trips together, reducing fuel consumption and reducing polluting emissions.
Another thing we could also do is to extend the useful life of our technological gadgets, not change them only for the appearance of the latest version, but when we actually see that they no longer fulfill their functions. This would also apply to our clothing. I think that if we become aware of the need to generate less waste, we would realize that it is in our hands to do something about it.
We have become accustomed to living with many unnecessary goods, which require a large amount of resources, some of which are non-renewable. If we think about it, we could come to the conclusion that it is worth sacrificing a little comfort in order to extend the life of our planet. A favor we would be doing for generations to come.
Thank you for your time.
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