En una de las discusiones o debate sobre el tema educativo en Venezuela leía y escuchaba a los participantes especulando en muchos casos sobre las decisiones que se han tomado para atender a los estudiantes.
En muchos casos se obviaba el problema de pandemia. Es decir, se criticaba y sugerían cosas sin tomar en cuenta que estamos frente a una realidad tangible. Otro de los temas obviados fue la situación país donde particularmente incluí el salario de los docentes.
En cuanto a esto último sentía que había una especie de sordera selectiva. Se caía en el juego politiquero, en manifestaciones de odio, frustraciones, entre otros, pero se señalaban a los docentes como los culpables de tanto estrés familiar debido a los siguiente:
- Los maestros mandan muchísimas tareas.
- Los alumnos no están aprendiendo nada porque los docentes no se organizan para dar clases como en otros países.
- Los muchachos están cansados y no entienden contenidos de matemática o inglés.
- Los docentes deben hacer Diplomados para aprender a dar clases online.
- Los docentes no atiende llamadas ni responden mensajes de sus representante.
- Los docentes no, no, no...
Luego de leer cada planteamiento quedé literalmente agotada. No bastando con ello una de las participantes, la más eufórica de todas hizo un cierre no esperado.
Luego de leer y escuchar esta mujer varios planteamientos de parte de especialistas de la educación (incluyéndome), argumenta diciendo que ella sabía de educación porque en algunos momentos había estado trabajando en aula... bla, bla, bla.
Debo hacer una CONFESIÓN
Nada más chocante para mis oídos que recibir este tipo de ofensas. No todo aquel que se ofrezca para dar "clases" en un aula puede llamarse educador ni mucho menos profesional de la docencia. La pedagogía es un arte y no todos pueden ser artistas.
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