Concurso de literatura La Abeja Obrera | Nano

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Nano


Nano parecía destinado para gestas heroicas. Su inquieta existencia se convirtió en un relato milagroso. De una camada de saludables cachorros, Nano no parecía pasar la noche. Sin embargo, sobrevivió esa y muchas otras noches. Todos sus hermanos crecieron frondosos y atractivos y encontraron hogares adoptivos. Nano no parecía hijo de la misma madre. Nadie lo quiso, así que se quedó a animar la vida de la joven pareja y la amargada anciana.

De no haber sido por su poderoso ladrido, que a leguas podía delatar la presencia de algún extraño, Nano habría sido expulsado de aquella casa. Sus odiosos impulsos territoriales lo llevaban a "marcar" cortinas, materos, camas y demás lugares sagrados para la anciana.

En las tardes, el valiente Nano libraba batallas imposibles contra los loros que, atraídos por los mangos, osaban sobrevolar su patio. Aunque imposibles de alcanzar, les ladraba con la fe de un creyente. Nano libraba similares batallas épicas contra los gatos, cuya velocidad y agilidad no podía igualar. La ineficacia de sus ladridos nunca lo desanimó.

Los humanos de aquel hogar libraban otro tipo de batallas. La imposibilidad de avenencia familiar obligó a la joven pareja a marcharse. La imposibilidad de un futuro en su propio país los obligó a marcharse muy lejos.

Así, Nano quedó al cuidado de la maldiciente anciana para quien la enorme casona se convirtió en un tormento ejemplar. Una caterva de culpas y rencores la desvelaba cada noche, anunciadas por los ladridos del fiel guardián.

Los ladrones que durante años la anciana invocó como peligro inminente y recurso coercitivo para mantener compañía se materializaron finalmente una fría madrugada sin estrellas.

Nano no dudó en defender su territorio a pesar de la superioridad física del cobarde enemigo. Dirigió toda su energía contra la mano amenazante que blandeaba el machete. Herido de muerte mantuvo los dientes clavados en la mano invasora mientras otro Goliat asestaba traicioneros golpes mortales.

La anciana ni se enteró. Cuando los ladrones tocaron a su puerta, ya su corazón se había detenido, extenuado de luchar contra sus propios molinos y acosado por la ruidosa soledad.

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Esta ha sido mi participación en el concurso de literatura La Abeja Obrera, organizado por #CelfMagazine y #CreativeCoin, en honor a Miguel de Cervantes. Pueden ver los detalles de la convocatoria aquí.

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