Amores perros (Película): a veinte años de este gran debut

La mayoría de las personas que amamos el cine conocemos el nombre del mexicano Alejandro González Iñárritu, director de cine que obtuvo el premio Oscar a Mejor Director de manera consecutiva en 2014 y 2015 con Birdman y The Revenant. De él, ya había visto las historias cruzadas de Babel, pero tenía en mi lista de pendientes su ópera prima.

Amores perros es una película del año 2000 y significó el primer largometraje en la ascendente carrera de su director. La historia, o más bien, las historias, transcurren en Ciudad de México en donde las vidas de diferentes personajes convergen en un fatal accidente automovilístico. Por un lado vemos a Octavio (Gael García Bernal), un adolescente que empieza la película huyendo a toda velocidad en un vehículo, con su amigo al lado y un perro herido en el asiento trasero. La secuencia es veloz e inmediatamente el espectador queda atrapado en el vértigo de una persecución que termina en una colisión, pero ¿quién es Octavio? ¿contra quién chocó? ¿por qué lo venían persiguiendo? Luego del choque, la película comienza a desentrañarnos la historia de Octavio, su madre, su hermano Ramiro, su cuñada Susana y su perro Coffee.

La película está dividida en tres partes, cada una de unos 50 minutos de duración aproximadamente. La primera es la de Octavio, la segunda se concentra en Valeria, la mujer que iba en el auto contra el que chocó el adolescente y la tercera profundiza sobre el Chivo, un personaje que parecía accesorio, un mendigo que camina por las calles del DF seguido de una manada de perros y empujando un carrito de trastes, ¿quién es este hombre? ¿quié es la rubia del choque? ¿cómo llegaron a ese lugar?

La dirección y el montaje son perfectos y demandan la atención del espectador porque el tiempo no es lineal y porque hace un uso perfecto de los detalles. En cuanto a lo primero, diré que me gusta mucho cuando un director o un escritor rompen la linealidad del tiempo y se mueven hacia atrás y hacia adelante en la línea temporal. Iñárritu nos muestra primero la persecución de Octavio y el accidente y luego va hacia atrás para mostrarnos las acciones que lo condujeron a la colisión y juega con eso en las tres partes que conforman la cinta.

En cuanto a los detalles, se utillizan recursos muy inteligentes para ir introduciendo y relacionando a los diferentes personajes. Por ejemplo, cuando vemos a Valeria en el interior del auto chocado, la reconocemos de una valla publicitaria de un perfume que vimos rápidamente en una escena previa, o de una entrevista televisiva que vimos en la pantalla de la casa de Octavio. Esta manera de cruzar las tramas también la usa González Iñárritu en Babel, alterando la linealidad del tiempo y usando detalles como fotografías, llamadas telefónicas o comentarios sueltos para relacionar a las partes. Sin embargo, me parece superior en Amores perros por la cantidad de tramas secundarias que se desprenden de las tres historias principales y por los abundantes cameos de los personajes de una en la otra.

Hace algunos años, cuando apenas había oído el nombre de la película (nunca vi un avance ni nada parecido), creía que el título hacía referencia a posibles tormentosas relaciones de pareja. Y sí, eso está presente en la película, pero también los canes atraviesan toda la cinta: hay perros de pelea, perros callejeros, perros domésticos; y me gustó mucho esa relación título-contenido porque sin la existencia de los caninos, no habría sido posible hilar la trama ni hubieran ocurrido las cosas que ocurieron.

Amores perros se estrenó en el año 2000 e Iñárritu obtuvo su segundo Oscar por El Renacido en 2015. Si a eso agregamos que apenas ha dirigido seis largometrajes, la carrera del director mexicano resulta mucho más significativa. González Iñárritu escribe, produce y dirige él mismo todos sus largometrajes, lo que hace que sus ideas y su visión se transmitan de forma clara a través de la pantalla. Amores perros es una gran película y uno de los mejores debuts en la historia reciente del cine. Tiene drama, violencia, acción y para mí es por lo menos un 8/10, razón por la cual se la recomiendo a los amantes del cine y también a quienes desestiman el cine latino, como si no pudiera estar a la misma altura de las producciones de otras latitudes. Me llevo además la tarea de ver 21 grams y revisitar los demás films de este excelente director, algunos de los cuales, igual que la reseñada, están disponibles en Amazon Prime Video .

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